Si el sello personal de Robert Lighthizer en USTR era su visión proteccionista del comercio de Estados Unidos, la actual representante comercial, Katherine Tai, no está nada alejada de la idea de defender la industria estadounidense frente a los competidores extranjeros, donde están no sólo China, sino México y Canadá, que son los principales socios comerciales de EU.
Son varias las señales de que Tai le da juego al sector proteccionista de EU, pero una muy presente en la administración Biden es la aplicación e interpretación más estricta de las reglas de origen para el sector automotor contenidas en el TMEC.
Esa es la razón por la que el gobierno de México, por conducto de la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, solicitó realizar consultas formales con sus contrapartes de EU para tener claridad de cómo se deben interpretar las reglas de origen para los productores de autos ligeros y vehículos pesados.
Es un tema muy sensible en la relación comercial entre México, EU y Canadá, del que también dependen inversiones que podrían realizarse en nuestro país o destinarse a otros mercados, si no se consigue la flexibilidad estadounidense.
En la carta con fecha 20 de agosto enviada a la embajadora Tai, Clouthier aclara que la solicitud de México busca “evitar o resolver una posible controversia” sobre la manera en que el gobierno de EU, por su interpretación, “está imponiendo ciertos requisitos a los productores de vehículos automotores que son incompatibles con el texto del TMEC” y sus reglamentaciones.
De acuerdo con el TMEC, para que un vehículo pueda calificar como originario y con ello recibir el tratamiento arancelario preferencial debe cumplir nuevos requisitos:
Porcentajes más altos de valor de contenido regional (VCR). En un plazo de tres años a partir de la entrada en vigor del TMEC en julio de 2020, 75 por ciento del contenido de un auto deberá provenir de la región de América del Norte. En el TLCAN, el VCR era de 62.5 por ciento.
Requisitos de compra de acero originario de Norteamérica. En un plazo de siete años, 70 por ciento del acero en autos deberá ser elaborado en la región desde su fundición inicial hasta su proceso de producción final.
Requerimientos de valor de contenido laboral (VCL). En 2023, 40 por ciento del valor de un auto y 45 por ciento del de un vehículo pesado deberán producirse en plantas o regiones que paguen salarios, al menos, de 16 dólares estadounidenses por hora.
La regla de VCL no existe en ningún otro tratado ni el requisito de compra de acero originario de la región.
Estas reglas tienen muchos nombres y apellidos por los grandes intereses detrás de ellas, como de los productores estadounidenses de acero, que ‘metieron su cuchara’ en la negociación.
El problema de interpretación está en los requerimientos sobre autopartes esenciales originarias o core parts, como motor, transmisión, carrocería y chasis, así como sistemas de suspensión y dirección, entre otras piezas.
“México considera que las metodologías alternativas de cálculo del VCR para partes esenciales (…), pueden ser aplicadas en el cálculo del VCR general del vehículo de pasajeros o camión ligero”, dice la carta.
México y Canadá argumentan que, si se cumple con el requisito de contenido regional para que una parte esencial sea tratada como originaria, 75 por ciento se puede convertir en 100 por ciento para efectos del cálculo del VCR del vehículo.
La interpretación de EU es que se debe calcular el VCR de cada parte esencial y que, si reúne 75 por ciento, no aplica el ‘redondeo’ o roll up al 100 por ciento para cumplir con el requisito de contenido regional de la unidad.
Los gobiernos mexicano y estadounidense tienen 75 días para tratar de solucionar la controversia, pero en caso de no lograrlo, México podría solicitar la creación de un panel de disputa.
Evidentemente, la interpretación dura y arbitraria de EU de las reglas de origen dificultará cumplir las condiciones para que un vehículo pueda acceder al arancel cero en el TMEC.
Además de que EU quiere interpretar de más una regla de origen que desde su negociación arrojó un balance muy negativo para México, el diferendo deja claro el sesgo proteccionista de la representante comercial, Katherine Tai, cuyo enfoque es el enforcement (hacer cumplir las reglas).
Y nos quejábamos de Bob Lighthizer, el personaje más visible para defender la agenda proteccionista de Donald Trump, quien siempre rechazó el TLCAN y logró que fuera sustituido por el TMEC.