En paralelo a la presentación de la iniciativa de reforma constitucional sobre el sector energético, que plantea la cancelación de todos los permisos de generación de energía eléctrica y los contratos de compraventa de electricidad, se dispararon los flujos de salida por parte de inversionistas extranjeros de instrumentos gubernamentales.
Aún es pronto para decir que la propuesta del Ejecutivo afectó la confianza de los inversionistas, que han mostrado cautela ante las condiciones externas e internas, lo que se ha traducido en una disminución del apetito por activos mexicanos.
Pero en los primeros días de octubre volvió a reducirse la tenencia de bonos gubernamentales por parte de los inversionistas foráneos, después de una pausa en septiembre.
Entre los inversionistas sigue habiendo preferencia por activos de otras economías emergentes, en particular por deuda de países asiáticos.
La inclusión de China en diversos índices de renta fija globales ha convertido a esa economía, la segunda más grande del mundo, en un destino alternativo para los flujos de capital.
A eso se suma el hecho de que los diferenciales entre tasas de interés con Estados Unidos, que habían favorecido a México, fueron nulificados por la alta inflación.
Durante la primera semana de octubre, los extranjeros vendieron 35 mil 679 millones de pesos de sus posiciones en deuda gubernamental mexicana, según cifras del Banco de México.
Esas salidas más que revirtieron lo recuperado en septiembre, cuando hubo entradas por 15 mil 777 millones de pesos.
Septiembre fue el primer mes que registró compras netas de valores gubernamentales por parte de extranjeros, después de nueve meses consecutivos con flujos negativos.
Las ventas en los primeros ocho días de octubre coinciden con la incertidumbre de los inversionistas relacionada con la iniciativa enviada el 30 de septiembre al Congreso por el presidente López Obrador para reformar los artículos 25, 27 y 28 constitucionales, en materia energética.
La propuesta ha generado un amplio debate por sus posibles efectos negativos sobre la industria eléctrica, lo que podría derivar en acciones contra México por parte de inversionistas de diversos países, así como en un ambiente de falta de confianza.
El saldo total de los activos de deuda mexicana en manos de no residentes en el país disminuyó a un billón 634 mil 615 millones de pesos al 8 de octubre, el nivel más bajo desde principios de abril de 2013.
Quiere decir que, en términos de participación de inversionistas extranjeros en valores gubernamentales de México, el retroceso es equivalente a ocho años y medio.
En lo que va del año ha habido salidas de capital foráneo en bonos emitidos por el gobierno de 256 mil 433 millones de pesos, que representan una contracción de 13.6 por ciento.
En menos de 10 meses de 2021 las salidas son prácticamente similares a las de todo 2020, cuando cerraron el año en un máximo histórico de 257 mil 239 millones de pesos.
En este año la principal venta se ha registrado en bonos a tasa fija de largo plazo con 236 mil 933 millones de pesos menos a la primera semana de octubre.
Marginalmente se ha visto compensada con entradas a Udibonos en lo que va del año. Las presiones inflacionarias han incrementado el atractivo de estos instrumentos de cobertura contra la inflación.
Desde el récord alcanzado por la tenencia extranjera de bonos gubernamentales en febrero de 2019, la salida es ya de 639 mil 313 millones de pesos, lo que representa una caída de 28.1 por ciento.
A partir de ese pico, la pérdida de apetito por títulos de deuda en moneda mexicana entre inversionistas foráneos ha sido continua.
México pierde ‘brillo’ entre los extranjeros, cuya confianza pudo verse afectada con la iniciativa de reforma constitucional sobre el sector energético, que cambia las reglas vigentes en permisos y contratos eléctricos.
Si bien no hay fuga de capitales, la llave está abierta y puede abrirse aún más si persiste la incertidumbre o desconfianza de los inversionistas.
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