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Sin vacuna contra el estancamiento

La vacunación ha sido importante, mas no suficiente para que la economía mexicana continúe recuperándose.

De los más de 5 millones de fallecimientos en el mundo por SARS-CoV-2, en México se han documentado casi 291 mil defunciones oficiales, por lo que el país se mantiene en cuarto lugar por decesos totales, después de Estados Unidos, Brasil e India.

De acuerdo con el conteo de la Universidad Johns Hopkins, seguimos siendo el país que tiene el número más alto de muertes por cada 100 casos confirmados de Covid-19 y el séptimo con mayor mortalidad por cada 100 mil habitantes.

Si bien se ha avanzado mucho en el proceso de vacunación, cuyo objetivo es reducir las muertes por SARS-CoV-2, aún no se alcanza la cobertura nacional a prácticamente mes y medio de finalizar 2021.

Aunque México tiene 57.8 por ciento de su población vacunada, 48.3 por ciento cuenta con esquema completo y 9.5 por ciento tiene al menos una dosis, según el sitio Our World in Data.

La vacunación ha sido importante, mas no suficiente, para que la economía mexicana continúe recuperándose, aunque a un ritmo cada vez menor y con marcadas diferencias entre sectores.

Un botón de muestra es la producción industrial y manufacturera, que sigue perdiendo dinamismo por la intensificación de los cuellos de botella en las cadenas de suministro.

La actividad industrial mostró una contracción en septiembre de 1.4 por ciento mensual como consecuencia del retroceso de 1.3 por ciento en las manufacturas.

Además de representar la tercera caída en los últimos cinco meses y ser la más profunda desde mayo de 2020, la producción industrial acentuó su tendencia a la baja, se alejó de sus niveles previos a la pandemia y, peor aún, retrocedió a un nivel similar al de mayo de 2011, de acuerdo con el Inegi.

Mientras que al sector manufacturero le siguen cobrando factura los problemas causados por la escasez de semiconductores para la fabricación de equipos de transporte, principalmente.

Eso se refleja en el hecho de que en octubre la producción de la industria automotriz en México fue 25.9 por ciento menor que la del mismo mes de 2020, la peor caída para un décimo mes desde 2005, afectada por las disrupciones en el suministro de piezas esenciales, como los microcomponentes.

Otro ejemplo de la marcha titubeante de la economía son el consumo y la inversión, los dos componentes de la demanda agregada más afectados por la pandemia, cuya recuperación es aún incipiente y, sobre todo, contrastante.

El Inegi informó a principios de la semana que el consumo privado interno registró en agosto pasado su tercer revés consecutivo, al retroceder 0.6 por ciento mensual.

Por su parte, la inversión fija bruta aumentó 1.1 por ciento también en agosto y ligó su segundo avance mensual consecutivo.

El repliegue del consumo privado no sólo lo hizo perder lo ganado, sino que lo llevó a un nivel similar al de marzo de 2017.

En tanto, el avance de la inversión fija bruta le permitió alcanzar un nivel similar al del lejano abril de 2011.

Quiere decir que tanto el consumo como la inversión continúan por debajo de sus niveles previos a la pandemia y más aún de sus máximos históricos, registrados en julio de 2019 y julio de 2018, respectivamente.

El cuadro anterior es en el que los analistas sustentan sus revisiones a la baja para las expectativas de crecimiento económico en 2021 y 2022, que ya no son tan optimistas como las anticipadas previamente.

La previsible cuarta ola de contagios y el virtual estancamiento de la actividad económica al cierre del tercer trimestre y al inicio del cuarto representan riesgos para la recuperación, que aún está lejos de ser alcanzada completamente.

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