El lunes muy temprano, el INEGI dará a conocer la estimación oportuna del PIB de México correspondiente al cuarto trimestre de 2021.
La información disponible sugiere que la actividad económica en el país se estancó en el periodo octubre-diciembre o que, incluso, tuvo un retroceso trimestral.
Los analistas de algunas instituciones financieras anticipan que en el cuarto trimestre del año recién finalizado la economía mexicana registró una contracción trimestral de entre 0.1 y 0.5 por ciento.
Hay que recordar que en el periodo julio-septiembre de 2021 la actividad económica se contrajo 0.4 por ciento a tasa trimestral.
Si el PIB también se contrae en el cuarto trimestre, México habría caído en una ‘recesión técnica’, que es cuando hay dos trimestres consecutivos con decrecimiento.
Es preocupante la debilidad registrada en el segundo semestre de 2021, todavía sin el efecto de la propagación de la variante ómicron.
La medición aproximada del PIB mensual de noviembre, que es el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), con todo y que creció 0.3 por ciento después de tres meses a la baja, encamina a la economía a tener un comportamiento negativo en el cuarto trimestre.
Sobre todo porque el IGAE quedó por debajo del crecimiento anticipado por el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), que sugería un avance mensual de 0.6 por ciento en noviembre.
El IOAE, que muestra las cifras estimadas para los dos meses pasados y que por lo general es muy preciso, anticipa que el IGAE se habría estancado en diciembre.
Si bien el IOAE es uno de los indicadores más oportunos en el contexto de la incertidumbre sobre las perspectivas para nuestra economía asociada a la pandemia, es mejor no sacar conclusiones anticipadas y esperar al lunes.
Con independencia de que el PIB oportuno llegara a confirmar la recesión técnica ‘cantada’ por algunos analistas, la economía mexicana habrá crecido en torno a 5 por ciento en todo 2021.
Puede ser un poco menos o un poco más de 5 por ciento, pero el crecimiento económico de México tendrá varios componentes.
El más importante es el aportado por el ‘rebote estadístico’, después del desplome del PIB de 8.2 por ciento en 2020, el más profundo en prácticamente nueve décadas.
Luego está el crecimiento proveniente del ‘arrastre’ de Estados Unidos y de la capacidad interna de nuestro país para crecer.
Pero México parece estar “desvinculándose” del crecimiento de EU, al menos en este ciclo económico, apuntó BofA Securities en un reporte reciente.
Una posible explicación es la diferente combinación de políticas fiscal y monetaria seguida por los dos países, agrega el banco de inversión.
En EU los estímulos fiscales han sido de gran cuantía, a diferencia de México, donde el gobierno casi no implementó medidas orientadas a apoyar la economía.
El argumento del presidente López Obrador fue no seguir la ‘receta neoliberal’ de contratar deuda para rescatar corporaciones empresariales o financieras.
El comentario de BofA Securities sobre la posible ‘desvinculación’ tiene todo el sentido, pues en EU la actividad económica aceleró su dinamismo durante el cuarto trimestre de 2021, al crecer 6.9 por ciento a tasa anualizada.
En todo 2021 la economía estadounidense anotó un crecimiento de 5.7 por ciento –su mejor desempeño desde 1984– y logró una recuperación completa tras la caída de 3.4 por ciento en 2020 causada por la pandemia.
Mientras en EU la actividad económica aceleró su ritmo de expansión en el cuarto trimestre, en México habría estado prácticamente estancada.
Todas las expectativas, incluidas las del FMI, anticipan que ambas economías enfrentarán un proceso de desaceleración asociado a las preocupaciones sobre el impacto de la ola de ómicron en la actividad económica.
En este ciclo económico es clave que la economía mexicana no se desvincule del crecimiento de EU, lo que le permitirá beneficiarse del ‘efecto arrastre’ de la recuperación de su principal socio comercial.