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Inflación sin tregua y economía fatigada

La actividad económica se estancó contra el tercer trimestre previo, con lo que confirmó ausencia de crecimiento en el segundo semestre de ese año.

Hubo una ausencia de crecimiento en el segundo semestre de ese año. (Cuartoscuro)

Este viernes se publicaron las cifras revisadas del PIB de México al cuarto trimestre de 2021, de acuerdo con información actualizada del INEGI.

La actividad económica se estancó contra el tercer trimestre previo, con lo que confirmó ausencia de crecimiento en el segundo semestre de ese año.

El nulo crecimiento de la economía mexicana obedeció principalmente a la caída de 0.6 por ciento trimestral en los servicios.

La recuperación iniciada un año antes sigue siendo desigual entre sectores, pues la industria creció 0.4 por ciento en el periodo con cifras ajustadas por estacionalidad.

Los datos que se conocieron al cierre de la semana no tuvieron grandes implicaciones sobre el crecimiento de todo 2021 ni modificaron la condición de ‘fatiga’ económica.

El PIB registró un crecimiento de 5 por ciento en ese año, impulsado por el ‘rebote’ asociado, mayormente, al efecto aritmético de la caída histórica de 8.4 por ciento en 2020.

Nuestra economía se ‘achicó’ de tal manera que su tamaño aún es proporcional al de cinco años antes, pues su valor en el periodo octubre-diciembre de 2021 es similar al que tenía en el tercer trimestre de 2016.

Para 2022 se pronostica que la actividad económica en el país crecerá apenas por arriba de 2 por ciento, ni a la mitad de lo que creció el año anterior, según las más recientes encuestas entre analistas y las previsiones de organismos como la OCDE.

De acuerdo con la edición de febrero de FocusEconomics, que levanta la opinión de 48 analistas e instituciones, se prevé que este año el crecimiento de México “se debilite en línea con una economía estadounidense más lenta”.

Además, “la escasez de chips podría seguir frenando la producción de automóviles al menos durante la primera parte del año”.

Por si algo faltara, “es probable que un entorno empresarial incierto obstaculice la inversión, en medio de la reforma energética propuesta por el presidente (López Obrador) y el intento de eliminación de algunos controles y equilibrios políticos”.

En su Estudio Económico sobre México de 2022, publicado el lunes pasado, la OCDE indica que la revocación de reformas y los cambios regulatorios previstos en los mercados de energía aumentan la incertidumbre y merman la confianza de los inversionistas.

Su recomendación es proporcionar certidumbre sobre los contratos vigentes y estabilidad regulatoria.

Justo cuando la información más reciente del cuarto trimestre de 2021 apunta a un estancamiento de la economía mexicana, el INEGI reportó que en la primera quincena de febrero la inflación general fue de 7.2 por ciento anual, mientras que la subyacente fue de 6.5 por ciento, la más alta desde julio de 2001, hace más de dos décadas.

La inflación subyacente, que incide en la trayectoria prevista para la inflación general en el mediano plazo y en sus expectativas, ligó 11 quincenas al alza.

La inflación, que es un fenómeno global, sigue viéndose presionada por los choques generalizados sobre los precios derivados de la pandemia.

Los analistas consultados por Citibanamex para la encuesta quincenal publicada el martes pasado estiman que la inflación finalizará 2022 en 4.5 por ciento anual, aunque algunas instituciones prevén que cerrará cerca de 5 por ciento, como BofA y UBS.

Esa es la razón por la que el consenso en el mercado anticipa que la tasa de referencia continúe incrementándose en las próximas decisiones de política monetaria del Banco de México.

La mala noticia es que la inflación global seguirá aumentando ante los altos precios de las materias primas, sobre todo de los alimentos y energéticos, presionada no sólo por los cuellos de botella en las cadenas productivas, sino por el conflicto entre Rusia y Ucrania, importantes productores de granos.

En cuanto a los energéticos, esta semana los precios del petróleo alcanzaron su nivel más alto desde hace casi siete años y medio.

Las crecientes tensiones geopolíticas complican el escenario de recuperación pospandemia que se anticipaba a inicios del año y, sobre todo, elevan el riesgo de estanflación en la economía global.

¿Vendrá un periodo de bajo o nulo crecimiento y alta inflación? El mundo parece caminar en esa dirección.

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