La tenencia de bonos gubernamentales mexicanos por parte de inversionistas extranjeros sigue reduciéndose, aunque a menor ritmo.
En los primeros tres meses del año hubo salidas de capital foráneo en bonos emitidos por el gobierno de 12 mil 88 millones de pesos, mucho menores a las registradas en igual periodo tanto de 2021 como de 2020.
Sólo en marzo salieron 18 mil 275 millones de pesos para ligar dos meses con salidas netas de recursos, según datos del Banco de México.
También en marzo, la tenencia de esos instrumentos en manos de inversionistas del exterior alcanzó su nivel más bajo desde principios de diciembre pasado.
A partir de junio de 2021, cuando Banxico empezó a incrementar su tasa de interés de referencia, las salidas de capital se moderaron, después de fuertes retiros en los meses previos.
La tenencia de extranjeros en valores gubernamentales, como Bonos, Cetes y Udibonos, alcanzó su máximo histórico en los primeros días de febrero de 2019, un año antes de la llegada de la pandemia a México.
Desde entonces ha habido una salida acumulada de flujos de capital de no residentes en el país de 652 mil 569 millones de pesos, monto equivalente a una pérdida en el saldo en circulación de 29 por ciento.
En términos de la divisa estadounidense, el retiro acumulado supera los 37 mil millones de dólares, lo que representa una ‘fuga’ no registrada desde la crisis financiera de 1994.
De ese tamaño ha sido la reversión en los flujos de capital dirigidos a la economía mexicana vía mercado de deuda gubernamental en poco más de tres años.
Las salidas de flujos de capital destinados a los mercados de renta fija se han presentado en la mayoría de las economías emergentes, con excepción de China.
En el caso de México, las salidas de flujos en instrumentos de renta fija responden a la pérdida de apetito de los inversionistas extranjeros hacia los activos mexicanos en un entorno de aversión al riesgo global.
Otros factores no menos importantes están asociados a los efectos económicos de la pandemia y, recientemente, al endurecimiento de las condiciones financieras globales, sobre todo en Estados Unidos, con alzas en las tasas de interés y un fortalecimiento del dólar.
En su decisión de marzo, la Reserva Federal de EU aumentó la tasa de Fondos Federales en un cuarto de punto, a un rango de entre 0.25 y 0.50 por ciento.
Además de que fue el primer aumento en la tasa de interés desde diciembre de 2018, el Banco Central estadounidense comunicó que anticipa realizar incrementos sucesivos en el resto de sus reuniones de 2022.
Las minutas de esa reunión revelaron que varios miembros de la Fed estaban a favor de elevar la tasa en medio punto en marzo, pero consideraron prudente iniciar con un cuarto de punto ante la incertidumbre por la guerra de Rusia en Ucrania.
No sólo eso, sino que decidieron dejar los incrementos más agresivos para reuniones posteriores, lo que anticipa que la Fed subirá en medio punto la tasa de Fondos Federales en mayo y, probablemente, en junio.
El dato de inflación en EU de marzo, publicado ayer, refuerza la expectativa de que en el corto plazo la Fed adoptará una postura monetaria más agresiva.
En EU la inflación de marzo alcanzó un máximo de 41 años en 8.5 por ciento anual, que posiciona a esa economía como una de las que registra los aumentos de precios más altos en el mundo.
El incremento de los precios al consumidor en marzo tuvo una importante aceleración desde el 7.9 por ciento anual de febrero y el 7.5 por ciento de enero.
Lo anterior es reflejo de un repunte en la inflación de la energía, principalmente como consecuencia del conflicto geopolítico, así como en la de los alimentos y la vivienda.
El tránsito a un ciclo de ‘apretamiento’ monetario en EU más intenso en velocidad y magnitud, que hasta ahora no ha presionado al tipo de cambio del peso, puede afectar los flujos de capital, que podrían registrar mayores salidas de México.
La tenencia de bonos gubernamentales mexicanos por parte de inversionistas extranjeros seguirá reduciéndose, de no estar México preparado de mejor manera para enfrentar el ciclo de alzas de la Fed.
Los riesgos para la estabilidad financiera se incrementan con la confirmación del inminente ciclo monetario restrictivo en EU.