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¿Resistirá el ‘blindaje’ del peso?

El peso mexicano se presionó y replegó hacia 20.23 unidades por dólar en el mercado de mayoreo, experimentando una pérdida de 1.7 por ciento en sólo dos días.

Los mercados financieros internacionales cerraron la semana con fuerte volatilidad, reflejada en la apreciación generalizada del dólar ante el marcado endurecimiento monetario global mediante el aumento de las tasas de interés, que alimenta las preocupaciones de una posible recesión económica.

En respuesta, el peso mexicano se presionó y replegó hacia 20.23 unidades por dólar en el mercado de mayoreo, experimentando una pérdida de 1.7 por ciento en sólo dos días.

El presidente López Obrador no pierde la oportunidad de presumir la estabilidad del peso frente al dólar estadounidense.

En el mensaje por su 4° Informe de Gobierno, el pasado 1 de septiembre, dijo que “en todo el tiempo que llevamos en el gobierno, el peso ‘no se ha devaluado’ y ha estado en los tres primeros lugares entre los países del mundo, por su fortaleza con relación al dólar”.

Ciertamente, en tiempos recientes el tipo de cambio del peso ha mostrado resiliencia en relación con otras divisas, pese a los episodios de volatilidad y aversión al riesgo.

El tipo de cambio ha mantenido un comportamiento estable y, al cierre de esta semana, registra una apreciación de 1.3 por ciento en lo que va del año.

¿A qué obedece su resiliencia? Responde en buena medida a la preservación de fundamentos económicos sólidos en México y al amplio diferencial de tasas de interés que se mantiene con Estados Unidos.

Hasta antes del miércoles pasado, el diferencial entre las tasas de referencia de México y EU era de 600 puntos base o de seis puntos porcentuales. Así se mantuvo en los últimos meses.

Pero, como se sabe, ese día la Reserva Federal de EU aumentó por tercera vez consecutiva en 75 puntos base –tres cuartos de punto– el rango objetivo para su tasa de referencia, a fin de enfrentar las presiones inflacionarias en esa economía.

Esto implicó una reducción temporal del diferencial de tasas con EU a 525 puntos base. Aun así, está en su nivel más alto desde 2008.

A finales de septiembre, el diferencial volverá a ensancharse a 600 puntos base, pues se espera que el jueves próximo el Banco de México también incremente su tasa de referencia en 75 puntos base para fortalecer la postura monetaria restrictiva en su lucha contra la inflación.

Los diferenciales de tasas en bonos soberanos de largo plazo (10 años) también están en niveles altos sobre 580 puntos base.

El diferencial de tasas de interés de México frente a EU ha sido uno de los factores más importantes para mantener la estabilidad del peso”, señalan en un reporte de esta semana Alejandra Marcos y Santiago Fernández, economistas de Intercam.

“Si bien Banxico no tiene un objetivo de diferencial de tasas, procurar un amplio diferencial le ha ayudado a evitar salidas de capitales y mantener anclado al tipo de cambio, que es una de las variables que más inciden en la inflación”, agregan los especialistas.

De acuerdo con su análisis, el diferencial de tasas “refleja un premio atractivo para inversionistas dispuestos a invertir en activos mexicanos y sostener pesos”.

El diferencial de tasas con EU es uno de los más altos entre las economías emergentes, siendo uno de los factores que permiten distinguir al peso por su buen desempeño contra el dólar y menor volatilidad.

En las condiciones actuales, parece haber poco o nulo espacio para una reducción del diferencial entre las tasas de referencia de México y EU.

El ‘blindaje’ se complementa con varios factores más que favorecen el comportamiento de la moneda nacional comparado con el de otras divisas de economías emergentes.

Los más determinantes son los montos históricos de las exportaciones mexicanas en los meses recientes, los elevados flujos de remesas familiares del exterior y la captación de recursos tanto por inversión extranjera directa como por turismo internacional.

Los economistas de Intercam también ponderan el entorno macrofinanciero y político de estabilidad, donde si bien cuestiones locales han generado incertidumbre, han sido compensadas por los flujos de dólares en la economía y el diferencial de tasas.

El mayor riesgo para el peso es una posible recesión económica, que generaría presiones sobre el tipo de cambio, pese a dichos elementos de ‘blindaje’, que probablemente serán puestos a prueba.

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