Mientras el presidente Joe Biden continúa minimizando el riesgo recesivo en Estados Unidos, un modelo de Bloomberg Economics apunta a 100 por ciento de probabilidad de recesión económica en los próximos 12 meses.
Por eso no hay que echar en saco roto la advertencia de que una recesión estadounidense casi segura el próximo año, aunque sea muy leve, llevaría a la economía mexicana a una contracción, de acuerdo con el mismo modelo.
No es exagerado decir que México enfrenta un futuro económico incierto por su cercanía y exposición a EU a través de la actividad manufacturera y las remesas, que son un soporte robusto del consumo de millones de familias mexicanas.
“La economía mexicana probablemente va a seguir un comportamiento bastante similar al proyectado para la economía de EU, con tasas de crecimiento negativas para México durante la segunda mitad del próximo año”, estimó Felipe Hernández, economista de Bloomberg para América Latina.
El crecimiento de México se desacelerará en 2023 debido a la mayor inflación y las altas tasas de interés, con “la inversión socavada por la incertidumbre política”, anticipa la edición de octubre de FocusEconomics, que levanta la opinión de 49 analistas e instituciones.
Sus panelistas proyectan que la economía mexicana se expandirá 1.9 por ciento en 2022, pero para el año entrante su pronóstico para el crecimiento del PIB es de 1.3 por ciento, en línea con lo que anticipan otras encuestas a analistas.
De un año a otro se anticipa una desaceleración importante en el ritmo de actividad económica, cuyo balance de riesgos está sesgado a la baja.
Además de que las previsiones de los analistas para el crecimiento en 2023 se siguen recortando, los pronósticos tienden a ubicarse por debajo de 1.0 por ciento e incluso en cero.
Este es el caso de BofA Securities, institución que prevé cero de crecimiento para México, pero con riesgos a la baja; es decir, caer en zona de contracción.
En el escenario de 0.5 por ciento están Natixis y Signum Research; en el de 0.6 por ciento están Actinver, BBVA y Oxford Economics, y en el de 0.7 por ciento están Valmex y Vector.
“2023 va a ser un año complicado en el mundo y por eso bajamos nuestra previsión de crecimiento (de 1.6) a 0.6 por ciento”, comenta a este reportero Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA México.
Lo que sustenta su ajuste a la baja es la perspectiva de menor crecimiento global ante el endurecimiento de las condiciones financieras, que refleja la expectativa de posturas monetarias más restrictivas de los bancos centrales dadas las presiones inflacionarias.
Esto va a provocar una desaceleración muy pronunciada en Estados Unidos, cuya economía “lo más factible es que entre en recesión el año próximo”, asegura Serrano.
Su estimado de crecimiento para la economía estadounidense es de 0.5 por ciento y dice que, independientemente del pronóstico puntual, no hay duda de que la economía de EU se está desacelerando y va a continuar haciéndolo, lo que va a afectar al sector exportador de México.
Pero no sólo es EU; Europa está en una peor situación, pues está resintiendo los efectos del apretón monetario contra la inflación, que aún no alcanza el pico, además de que tiene un problema más serio por el encarecimiento de los energéticos, en particular del gas, afectado por la intensificación de la guerra entre Rusia y Ucrania.
En China se advierte una desaceleración económica desde hace tiempo, con riesgo de enfrentar una posible crisis financiera por una burbuja inmobiliaria.
De acuerdo con Serrano, el entorno externo será desfavorable para México, donde internamente habrá “vientos en contra”, empezando por una política monetaria muy restrictiva, bastante más que muchos otros países, lo que reducirá la demanda de crédito, sobre todo de las empresas.
Aunado a lo anterior, “estamos viendo un continuo clima de debilidad de la inversión” en México y “no parece que venga una recuperación importante”, porque también hay muchos factores de incertidumbre en el camino, como lo que pueda ocurrir con el tratado con EU y Canadá.
La creciente probabilidad de una desaceleración pronunciada o incluso de una recesión en EU obliga a privilegiar la estabilidad institucional de México y el consenso respecto a las políticas económicas responsables.