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Soberanía energética, ‘ni te topo’: EU y Canadá

Hay una gran diferencia de lenguaje entre lo que dijeron México y EU sobre sus reuniones esta semana, advierte Víctor Piz.

La nueva secretaria de Economía de México, Raquel Buenrostro, ya tuvo sus primeras reuniones virtuales con sus contrapartes comerciales de Estados Unidos y Canadá, Katherine Tai y Mary Ng, respectivamente.

El encuentro con la representante comercial estadounidense fue el jueves y con la ministra canadiense de Pequeñas Empresas, Promoción de Exportaciones y Comercio Internacional, este viernes.

¿Qué leer y entender de estos acercamientos que se producen en el contexto de las consultas solicitadas por EU y Canadá, en el marco del T-MEC, sobre las políticas energéticas impulsadas por el gobierno mexicano?

Primeramente, entre los comunicados emitidos por Economía y USTR el jueves hay una enorme diferencia en sus contenidos.

La dependencia mexicana informó que Tai y Buenrostro “se comprometieron a continuar las consultas y habilitar los grupos de trabajo entre ambos países, privilegiando el diálogo continuo”, además de que “acordaron tener una comunicación permanente para todos los temas de la agenda bilateral”.

Por su parte, la representación comercial estadounidense destacó que “Tai subrayó la importancia de avanzar rápidamente para abordar los problemas en el sector energético de México que EU identificó en su solicitud de consultas del 20 de julio de 2022 bajo el T-MEC, y la importancia de evitar una interrupción en las exportaciones de maíz de EU”.

En opinión de Jorge Molina, consultor en temas de políticas públicas y comercio internacional, esto deja ver que no hay acuerdos sino una serie de problemas importantes en materia comercial, lo cual no es nuevo prácticamente desde que el T-MEC entró en vigor en julio de 2020.

“Lo que sí (destaca) es que para EU esta reunión era muy importante, primero para conocer a la nueva secretaria (de Economía) y empezar a generar expectativas que permitan llegar a una solución” en el tema en disputa.

En EU, tanto en el gobierno como entre las empresas existe la necesidad de alcanzar un acuerdo o una resolución pronta del problema, pues “el sector energético mexicano es considerado como una de las dos áreas que prometen mayores posibilidades de nuevos negocios en la economía de México durante los próximos 15 años”, dijo el experto.

Por otro lado, con las elecciones del 8 de noviembre en EU, donde están en juego toda la Cámara de Representantes y una tercera parte del Senado, así como 36 de los 50 estados de la Unión Americana, hay interés de los legisladores estadounidense de llegar a un arreglo, pues lo consideran un tema prioritario.

La decisión de ir a un panel contra México corresponde tanto a EU como a Canadá, porque el conflicto no es bilateral, sino trilateral.

Después del plazo de 75 días posteriores a la solicitud de consultas de EU y Canadá queda la prerrogativa de la parte que se queja, en este caso de ambos socios comerciales de México, de convocar el panel cuando lo considere conveniente.

Si EU y Canadá ven que todavía hay posibilidad de llegar a un acuerdo sin llamar al panel, lo harán. Si no, tienen la prerrogativa de convocar el panel.

“En caso de que se dé el panel, el reporte de los tres o cinco árbitros que lo formen va a establecer sanciones que pudieran ir en contra de México y son obligatorias, no opcionales, ni existe espacio para la negociación”.

Molina dijo a este reportero que si México quiere llegar a una solución amigable, este es el momento para mostrar buena fe y no invocar violaciones a la soberanía nacional, que no están ni siquiera incluidas en la carta del 20 de julio donde se solicitan las consultas.

Ahí se impugnan concretamente tres puntos: los obstáculos para importar diésel de alta calidad en México, los problemas para almacenar productos petroquímicos en el norte del país y el trato discriminatorio que se les da a las empresas tanto de EU como de Canadá en favor de Pemex y CFE.

“En ningún momento la queja hace mención a problemas de soberanía. La queja está basada en las reglas que ya se negociaron en el T-MEC y ahora lo que resta es demostrar si México las viola o no”.

Pero si lo que se requiere es una solución técnica más que política, no hay mucho qué hacer cuando el mensaje desde el gobierno de la 4T es que México antepondrá su ‘soberanía energética’ sobre cualquier otro interés.

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