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Inflación: del dicho al hecho, hay mucho trecho

La mejor manera de que Banxico contribuya al crecimiento es con su compromiso permanente con la estabilidad de precios.

“México requiere en 2024 que lleguemos con un Banco de México independiente, con finanzas públicas relativamente sanas, con el T-MEC funcionando (…) y con una elección competida con instituciones electorales sólidas que puedan dar credibilidad” a los resultados para evitar conflictos poselectorales.

Así lo dijo el economista Luis de la Calle en el programa La Silla Roja de El Financiero Bloomberg al poner énfasis en que una elección competida en 2024 debe venir aparejada de las otras premisas para progresar en México.

Claramente, un banco central autónomo del Poder Ejecutivo cumple mejor con la meta de la estabilidad de precios, es decir, de combatir la inflación, que en el caso de nuestro país alcanza niveles de 7.9 por ciento anual, sin que haya consolidado un cambio significativo de tendencia, pues se mantiene elevada.

El lunes pasado, en la conferencia matutina, el presidente López Obrador fue cuestionado sobre la implementación de la política monetaria de Banxico como parte de su lucha contra la inflación, pero a costa de “afectar” el crecimiento económico.

Se prevé para el 9 de febrero un apretón más a la tasa de interés de 25 puntos base –un cuarto de punto– y en marzo otro más de igual magnitud, lo que llevaría la tasa a 11 por ciento, dijo quien formuló la pregunta para luego plantear “¿qué tan necesario sería o no ajustar más la política monetaria cuando la inflación finalmente está cediendo?”.

Malas noticias, pues la inflación aumentó por arriba de lo esperado en la primera quincena de enero, cuando las presiones en los precios parecían haber comenzado a ceder.

Con independencia de lo anterior, la respuesta del mandatario fue en el sentido de que la restricción monetaria “sí (afecta el crecimiento), pero somos respetuosos de la autonomía del Banco de México y ellos han sabido actuar bien y creo que lo van a seguir haciendo”.

Según AMLO, en el banco central mexicano “se guían por las decisiones que se toman en Estados Unidos, eso es evidente, entonces hay que esperar si van a aumentar allá tasas o no”.

Y reiteró lo que ha dicho otras veces: “lo ideal es que haya un equilibrio entre control de inflación y crecimiento, que el Banco de México no sólo se dedique a controlar la inflación, sino que también se promueva el crecimiento, pero si se cumple con este primer propósito de control de inflación es bueno, porque la inflación daña mucho”.

El comentario del presidente viene ‘como anillo al dedo’ para recordar que la mejor manera de que Banxico contribuya al crecimiento es con su compromiso permanente con la estabilidad de precios.

Además, el objetivo de combatir la inflación y, ulteriormente, asegurar la convergencia a la meta de 3.0 por ciento, no se contrapone al de impulsar el crecimiento de la economía mexicana.

Para todo fin práctico, la política monetaria es inefectiva para lograr un crecimiento sostenido, pero es una herramienta poderosa, cuando se utiliza adecuadamente, para mantener la estabilidad macroeconómica, necesaria para el crecimiento.

Ayer, el INEGI dio a conocer el dato de inflación general en la primera quincena de enero, para el que las expectativas del mercado se ubicaban en 7.87 por ciento anual, según la encuesta más reciente de Citibanamex.

Pero la inflación observada fue de 7.94 por ciento anual, mayor a la de 7.86 por ciento registrada dos semanas antes.

Para el índice subyacente, que es un referente de la tendencia inflacionaria, las previsiones de los analistas apuntaban a 8.32 por ciento anual, aunque fue de 8.45 por ciento en la primera mitad de enero, acelerándose desde 8.34 por ciento en la segunda quincena de diciembre.

En ambos casos, INPC e índice subyacente, las cifras de inflación anual se ubicaron en su mayor nivel desde la primera quincena de noviembre pasado.

En este contexto de presiones inflacionarias aún persistentes, se anticipa que se convergerá a la meta de 3.0 por ciento hasta el tercer o cuarto trimestre de 2024, según los pronósticos más recientes de Banxico.

Obviamente, todavía queda un largo y lento camino por recorrer para alcanzar bajos niveles de inflación en México.

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