México cerró los primeros 30 meses del T-MEC como el segundo socio comercial de Estados Unidos, apenas por debajo de Canadá –el otro aliado en Norteamérica– y muy por arriba de China.
En el periodo enero-diciembre de 2022, el comercio bilateral México-EU ascendió a la cifra histórica de 779 mil 308 millones de dólares, lo que representó un crecimiento de 17 por ciento anual.
Quiere decir que el comercio entre México y EU rozó los 65 mil millones de dólares mensuales.
Las importaciones estadounidenses de mercancías mexicanas sumaron 454 mil 930 millones de dólares y se incrementaron 18.3 por ciento respecto a 2021.
Dicho de otra manera, las exportaciones de México a EU rebasaron por primera vez en la historia de la relación comercial los 450 mil millones de dólares.
Por el lado contrario, las exportaciones realizadas de EU a México totalizaron 324 mil 378 millones de dólares y repuntaron 17.3 por ciento anual, según datos de la estadounidense Oficina del Censo.
En 2022 México representó 14.6 por ciento del intercambio de bienes de EU con el mundo, por lo que fue el segundo mercado para las exportaciones estadounidenses, después de Canadá, y fue también el segundo proveedor de las importaciones de EU, después de China.
De acuerdo con César Remis, experto en la relación México-Estados Unidos y exjefe para la implementación del T-MEC en Washington, EU comercia con México y Canadá tres millones de dólares por minuto.
Además, cinco millones de empleos en EU dependen únicamente del comercio con México.
Estos datos son sólo un botón de muestra sobre la importancia de la integración entre los tres países de América del Norte a partir del T-MEC, que se verá apuntalada con la relocalización de plantas (nearshoring) al norte de nuestro país.
En el contexto de la integración se inscribe uno de los principales acuerdos de la pasada Cumbre de Líderes de América del Norte, que es organizar el primer foro trilateral sobre semiconductores con la industria para adaptar las políticas gubernamentales y aumentar la inversión en las cadenas de suministro en la región.
Pero no todo es ‘color de rosa’, pues son conocidas las tensiones con nuestros socios comerciales en el T-MEC por las acciones del gobierno mexicano, particularmente en los temas de energía y maíz.
Las preocupaciones de EU y Canadá sobre el sector energético de México se han estado tratando desde hace un tiempo y, hasta ahora, las consultas están siendo productivas, pues no se ha llegado a una etapa contenciosa en un panel.
Lo importante es que el T-MEC contempla disposiciones para solucionar ese tipo de controversias y hacer que se cumpla lo acordado en los textos.
Es la única vía para asegurar la implementación de los compromisos del tratado, incluida la seguridad jurídica de las empresas y sus inversiones.
Apenas el mes pasado se publicó el informe final del panel sobre reglas de origen del sector automotor, que ganaron México y Canadá a EU.
La resolución no sólo le da la razón a México y Canadá sobre la interpretación de EU de las reglas de origen automotrices, inconsistente con el T-MEC, sino que también da confianza sobre el proceso de solución de controversias.
El fallo sobre la controversia en la industria automotriz no será un referente de los posibles paneles arbitrales que podría enfrentar México por su política energética o por las restricciones a la importación de maíz transgénico.
En el caso del maíz, congresistas estadounidenses han pedido a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos que solicite formalmente un periodo de consultas con México por el decreto del presidente López Obrador de prohibir las importaciones de maíz transgénico a partir de 2024.
Aunque México propuso modificar el decreto presidencial y aplazarlo hasta 2025, en EU lo ven insuficiente y consideran que el enfoque mexicano no se basa en la ciencia y amenaza con interrumpir miles de millones de dólares en el comercio agrícola bilateral.
¿Y qué significa esto para la agenda comercial regional? Si bien son temas apremiantes, no definen las relaciones de América del Norte en la actualidad, que, a juzgar por las cifras del comercio, seguirán siendo un poderoso motor del crecimiento económico.