Es bueno saber que México tiene un sistema financiero sólido, bien capitalizado y con crédito bancario.
En materia de crédito, la banca comercial, en enero de este año, registró una tasa de crecimiento de 4.8 por ciento en términos reales y a tasa anual en la cartera vigente al sector privado, según datos del Banco de México.
A su interior, destaca el auge del crédito al consumo, con un incremento de 9 por ciento real, seguido del destinado a la vivienda, con un aumento de 3.6 por ciento, y del canalizado a las empresas, con un avance de 3.2 por ciento.
Estas cifras de actividad crediticia son en términos reales –descontado el efecto de la inflación nacional– frente a sus niveles de enero de 2022.
Quiere decir que, si no se descuenta la inflación de los últimos 12 meses, el crédito de la banca al sector privado muestra un crecimiento de doble dígito en sus tres componentes.
Además, la banca en México mantiene un alto índice de capitalización, del orden de 19 por ciento, que es muy superior al mínimo regulatorio de 10.5 por ciento, así como un bajo índice de morosidad, en torno a 2.1 por ciento.
De acuerdo con la Asociación de Bancos de México, gracias a una intensa competencia y buena gestión de riesgos, las tasas bancarias de los nuevos créditos han aumentado en menor proporción que la tasa de referencia de Banxico.
Destaca también que los nuevos créditos no revolventes a personas físicas son a tasa fija, como el otorgado a la vivienda y el automotriz, además de nómina, personal y para la compra de bienes de consumo duradero.
Se mantiene una buena calidad de cartera y con base en los ejercicios de pruebas de estrés llevados a cabo por Banxico, se concluye que la banca en México es solvente y resiliente ante choques extremos.
El sistema financiero mexicano se encuentra saludable, con niveles de capitalización y liquidez aceptables, que le permitirán continuar mostrando resiliencia a los choques externos.
Ayer se informó de la mayor quiebra de un banco estadounidense desde la crisis financiera global de 2008, cuando el gigante bancario Lehman Brothers colapsó y el Washington Mutual fue absorbido por JP Morgan.
Desde entonces no caía un jugador tan grande como el Silicon Valley Bank, el decimosexto banco más grande de Estados Unidos, especializado en startups y empresas de tecnología, que esta semana llegó a perder más de 80 por ciento de su valor en la bolsa por problemas de liquidez e insolvencia, por lo que fue cerrado por los reguladores estadounidenses.
La secretaria del Tesoro de EU, Janet Yellen, dijo que el sistema bancario estadounidense sigue siendo resistente y que los reguladores disponen de herramientas eficaces para hacer frente a las consecuencias del colapso de Silicon Valley Bank.
Yellen convocó ayer mismo a una reunión con líderes de la Reserva Federal, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos y la Oficina del Controlador de la Moneda para discutir los riesgos en torno a la entidad financiera para evitar una corrida bancaria.
Los reguladores intervinieron y aseguraron el banco, cuyos depósitos se duplicaron en 2021 y que llegó a estar valorado en más de 40 mil millones de dólares en 2022.
Es así como el Departamento del Tesoro trató de tranquilizar a los mercados financieros y evitar un pánico mayor entre los clientes con fondos asegurados, esto es, hasta 250 mil dólares, que a más tardar el lunes próximo podrán retirar sus depósitos.
En México, en caso de una contingencia por problemas en una institución bancaria, el gobierno federal tiene el compromiso de cubrir con un monto garantizado los depósitos.
El IPAB tiene la obligación de cubrir, con fondos aportados por las instituciones bancarias, hasta un monto máximo de 400 mil Udis, es decir, casi 2.9 millones de pesos por persona física o moral por institución.
Además de que el seguro de depósitos bancarios del IPAB protege el 99 por ciento de las cuentas de ahorro en el país, las cifras muestran un sistema financiero sólido.
Aun así, nunca hay que dar por sentada la estabilidad financiera ni descartar posibles vulnerabilidades que generan efectos como contagios o corridas bancarias.