De acuerdo con el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, el nearshoring está potencializando la inversión y el crecimiento en México.
En el marco de su reciente participación en el seminario ‘Las fronteras del nearshoring en México: Transformando el concepto en realidad’, organizado por el Instituto de las Américas de la Universidad Georgetown, dijo que en 2023 llevamos 60 nuevas inversiones con un valor de 40 mil millones de dólares.
Además, se estima que México va a captar la mitad del flujo de inversión total en América Latina proveniente de la relocalización de empresas.
El funcionario recordó que “nosotros (en Hacienda) al inicio del año habíamos estimado que el crecimiento del país (en 2023) podría estar en alrededor del 3 por ciento”.
Dado que “el nearshoring está incrementando la inversión extranjera directa y el crecimiento también lo está ya reflejando, es muy probable que este año vamos a crecer tal vez por encima del 3 por ciento”.
Yorio enfatizó que “México, después del covid, con la acentuación del nearshoring está creciendo entre 3 y 4 por ciento” anual, lo cual es cierto.
El Indicador Oportuno de la Actividad Económica, publicado el jueves por el INEGI, anticipa un crecimiento de 4 por ciento anual de la economía mexicana en junio y uno de 3.6 por ciento anual en mayo.
De confirmarse lo que anticipa el Indicador Oportuno, la actividad económica del país habría crecido 1.1 por ciento trimestral en el periodo abril-junio.
Esto significa que la actividad económica de México no sólo continuó avanzando, sino que habría tenido un desempeño muy similar al observado en los primeros tres meses de 2023, cuando el PIB creció 1 por ciento trimestral.
Contrario a lo que se esperaba, el Indicador Oportuno y otros indicadores disponibles apuntan a un segundo trimestre muy positivo en términos de crecimiento.
De regreso al foro de Georgetown, Yorio recordó que el Banco Interamericano de Desarrollo, que fue uno de los primeros en hacer un análisis, estimó que México se podía beneficiar con cerca de 35 mil millones de dólares en exportaciones con el fenómeno del nearshoring en el corto plazo.
Así es. El BID calcula que la relocalización de empresas en la región puede representar una ganancia de 64 mil millones de dólares en nuevas exportaciones latinoamericanas de bienes, donde México sería el país más beneficiado con más de 35 mil millones de dólares al año, seguido de Brasil con 7 mil 800 millones.
Esto quiere decir que, según la estimación del organismo, la segunda mayor economía de la región es la que más se va a beneficiar en sus exportaciones por la relocalización de empresas en Latinoamérica, no la primera.
Esta semana, el banco de inversión Morgan Stanley publicó un reporte donde estima que las nuevas inversiones impulsadas por el nearshoring podrían alcanzar alrededor de 46 mil millones de dólares en los próximos cinco años, lo que ayudaría a impulsar el crecimiento anual del PIB de México a alrededor de 3 por ciento entre 2025 y 2027, desde un estimado de 1.9 por ciento en 2022.
“Anuncios de inversiones recientes, incluida la decisión del principal fabricante de automóviles eléctricos de Estados Unidos (Tesla) de abrir una planta de 5 mil millones de dólares en Monterrey, resaltan la creciente tendencia del nearshoring”, destacó Morgan Stanley.
En el mismo sentido, el economista en jefe para Latinoamérica de Barclays, Gabriel Casillas, dijo a este reportero que a partir de Tesla, cuyo anuncio de inversión no fue el más importante, pero sí el más emblemático del nearshoring, el escepticismo sobre el efecto de la relocalización de empresas quedó atrás.
Desde entonces “hemos visto muchas cosas: demanda de espacios industriales en el norte del país y en el Bajío, presiones en las rentas de estos espacios y un aumento en el crédito para la construcción de parques industriales, que está creciendo 20 por ciento anual”, abundó el experto.
Casillas coincide con Yorio, quien dijo que algunos de los efectos de la relocalización de empresas más visibles y evidentes, sobre todo en el norte, son la presión en los precios de la tierra, la escasez de terrenos para construir naves industriales y el encarecimiento de algunas rentas, además de la falta de mano de obra para ciertas labores.
¿Estamos por ver la ‘época de oro’ del nearshoring en México?
Todo sugiere que sí.