En materia económica, al cierre del primer semestre del año hay buenas noticias para México, pero también hay indicadores en amarillo y otros francamente están pintados de rojo.
La mejor noticia es que en el periodo abril-junio de 2023, la actividad económica en el país acumuló siete trimestres de crecimiento continuo.
De acuerdo con la estimación oportuna del PIB publicada el lunes por el INEGI, entre abril y junio pasados la producción nacional aumentó 0.9 por ciento respecto al trimestre anterior.
El dato quedó marginalmente por debajo de lo que sugería la proyección del Indicador Oportuno de la Actividad Económica de junio y también del 1.0 por ciento del trimestre previo.
Pero con respecto al mismo periodo de 2022, el PIB registró un crecimiento anual de 3.6 por ciento, dato que da como resultado una expansión también de 3.6 por ciento en el primer semestre de 2023.
No se había observado un dinamismo tan elevado para un mismo periodo semestral desde 2012, sin incluir el ‘efecto rebote’ en la recuperación de 2021.
Los dos principales componentes de la actividad económica observaron incrementos en el trimestre abril-junio.
El PIB oportuno de las actividades secundarias o industriales aumentó 0.8 por ciento y aceleró desde su ritmo de crecimiento de los dos trimestres previos.
Por su parte, el de las actividades terciarias, representadas por el comercio y los servicios, repuntó 1.0 por ciento en el segundo trimestre de 2023 para confirmar a la demanda interna como el principal motor de la economía mexicana.
Hasta antes de conocer los datos de la estimación oportuna del PIB, el promedio de las expectativas de crecimiento para este año provenientes de las encuestas entre analistas se mantenía en torno a 2.4 por ciento.
Salvo el FMI, que una semana antes había revisado su pronóstico de crecimiento para México en 2023 a 2.6 por ciento desde 1.8 por ciento previsto en abril.
Una vez que se publicó la estimación oportuna, que aún es información preliminar, pues la revisión de las cifras del PIB se publicará el 29 de agosto, algunos analistas coincidieron en que la economía mexicana apunta a crecer este año alrededor de 3.0 por ciento.
Mejor aún, el banco de inversión JP Morgan revisó su estimación de crecimiento para el PIB de México en 2023 a 3.2 por ciento desde el 2.9 por ciento anterior.
Otro banco que siguió el mismo camino fue Ve por Más, que elevó su estimación para el crecimiento de la economía mexicana este año a 3.0 por ciento desde 1.9 por ciento.
Banorte no se decidió a revisar su escenario, pero reconoció que los riesgos para su estimado de 2.7 por ciento se están sesgando al alza.
Si bien la economía mexicana continúa creciendo, las señales de alerta provienen de los balances de finanzas públicas.
Un botón de muestra es que los ingresos tributarios fueron inferiores en 89.7 mil millones de pesos a lo programado para el primer semestre del año.
En medio de este faltante, hay contrastes entre las dos fuentes más importantes de ingresos no petroleros del gobierno, el ISR y el IVA.
Mientras la recaudación del ISR superó en 50.5 mil millones de pesos lo previsto en el programa, la del IVA quedó 101 mil millones por debajo de la meta semestral.
Quiere decir que por cada peso excedente en ISR hubo dos pesos faltantes en IVA.
Pero de vuelta a lo primero, México debe mejorar la gobernanza para impulsar el crecimiento a un ritmo acorde con el tamaño de la economía.
Los analistas del sector privado encuestados cada mes por el Banco de México no quitan el dedo del renglón.
En la encuesta de julio, publicada ayer, se ratificó que los factores que más pueden obstaculizar el crecimiento económico en los próximos meses se siguen asociando con la gobernanza en el país.
A nivel particular, los principales factores son los problemas de inseguridad pública, con 24 por ciento de las respuestas, y las deficiencias en el Estado de derecho, con 12 por ciento.
Así como es relevante cumplir las metas fiscales para este año y para el cierre de la administración, es prioritario combatir la inseguridad y fortalecer el Estado de derecho en el país, que de ser obstáculos para un mayor crecimiento, pueden erigirse en lastres para el desarrollo.