Como estaba previsto, el Ejecutivo federal entregó el viernes en la tarde, en ambas cámaras del Congreso de la Unión, el Paquete Económico para 2024, el último de la actual administración, que “plantea metas fiscales consistentes con una trayectoria de las finanzas públicas sanas”.
Entre las principales metas fiscales, se estiman niveles del déficit presupuestario de 3.3 y 4.9 por ciento del PIB para 2023 y 2024, respectivamente, siendo este último el más elevado desde 1989.
El argumento de los funcionarios hacendarios es que el déficit público se da una sola vez y que, en este caso, tiene impacto directo en el crecimiento económico a través del desarrollo de los proyectos de infraestructura.
Nada más que en 2019, primer año de la administración del presidente López Obrador, ese déficit fue de 1.6 por ciento del PIB, tres veces menor al que se plantea para 2024, y desde entonces ha venido aumentando.
Además, para el año entrante se anticipa un déficit en el balance primario presupuestario de 1.2 por ciento del PIB, después de un superávit estimado de 0.1 por ciento del PIB para el cierre de 2023 con cifras actualizadas.
Para el cierre de la administración, se mantiene el compromiso de mantener balances públicos moderados y una deuda en niveles sostenibles, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda.
En este contexto, se prevé que en 2023 y 2024 la economía mexicana alcance crecimientos anuales en rangos de entre 2.5 y 3.5 por ciento en ambos años, pero para efectos de las estimaciones de finanzas públicas se asume un crecimiento del PIB de 3.2 por ciento para este año y uno de 2.6 por ciento para el próximo.
El 3.2 por ciento es ligeramente superior a las estimaciones planteadas en las más recientes encuestas de expectativas de analistas de mercados para el cierre del año.
Por ejemplo, la perspectiva de crecimiento económico para 2023 del consenso de analistas en la Encuesta Citibanamex publicada el 5 de septiembre es de 3.1 por ciento.
Para 2024, su estimación es que la economía mexicana crezca 1.7 por ciento, que no está nada alineada al 2.6 por ciento considerado para las estimaciones de finanzas públicas en el Paquete Económico.
El rango de pronósticos de los analistas va de 0.8 por ciento, en el caso de Santander, a 3.7 por ciento, en el de Masari Casa de Bolsa.
El segundo grupo más optimista es GBM, con un estimado de 2.7 por ciento, pero ninguna otra de las más de 30 instituciones encuestadas por Citibanamex anticipa una cifra cercana o superior a 3 por ciento el año venidero.
Según los funcionarios hacendarios, el cálculo de la proyección de ingresos para 2024 toma como base el límite inferior del rango de crecimiento estimado.
El no alcanzar una tasa de crecimiento anual del PIB de al menos 2.5 por ciento puede tener implicaciones en los ingresos públicos necesarios para financiar los programas sociales y proyectos de inversión prioritarios de la 4T.
Entre los proyectos de inversión prioritarios destacan la pensión para adultos mayores con 465 mil millones de pesos y el Tren Maya con 120 mil millones.
Para 2024, según el Paquete Económico, la política de gasto no sólo “prioriza la inversión social”, sino también “la conclusión de proyectos de inversión física”.
El reto es que los ingresos no sean insuficientes ni comprometan el cumplimiento de las metas fiscales establecidas para el cierre de la administración, que –dicho por Hacienda– son consistentes con una trayectoria de las finanzas públicas sanas y un nivel sostenible de la deuda.
El porcentaje de espacio fiscal disponible es cada vez más reducido y eso le restará márgenes a la siguiente administración, sin una reforma en materia hacendaria.
Dos botones de muestra del acotado espacio fiscal son el pago de pensiones contributivas y la pensión para adultos mayores, que en conjunto representan una erogación programada de prácticamente 2 billones de pesos, así como el costo financiero de la deuda, que se incrementará a casi 1.3 billones.
Si el gasto neto propuesto para 2024 asciende a 9 billones de pesos, el 35.8 por ciento se destinará a cubrir las pensiones y el costo financiero de la deuda. ¡36 pesos de cada 100 de gasto!