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Entramos en fase de lento crecimiento

El cambio de administración induce retrasos en el ejercicio del gasto público y la inversión privada por la incertidumbre asociada con el proceso de transición.

La debilidad que ha presentado la actividad económica en México desde finales de 2023 y que prevaleció en los primeros tres meses de este año, se extendió al segundo trimestre, como lo muestran diversos indicadores.

En mayo pasado, el Indicador Global de la Actividad Económica o IGAE, proxy mensual del PIB, tuvo un rebote de 0.7 por ciento mensual, según cifras ajustadas por estacionalidad del INEGI divulgadas el lunes.

El dato de mayo superó la recuperación de 0.5 por ciento mensual que anticipó el Indicador Oportuno de la Actividad Económica o IOAE, publicado el viernes anterior.

Este rebote se produjo después de que el IGAE cayó 0.7 por ciento en abril, que hasta ahora es la mayor contracción mensual desde agosto de 2021, y de que creció 0.1 por ciento en marzo.

La actividad económica recuperó terreno en mayo como resultado de los incrementos generalizados en los tres grandes sectores de actividad productiva.

Destacaron los avances de 0.7 por ciento en las actividades secundarias –industriales– y de 0.8 por ciento en el sector terciario –comercio y servicios–, que revirtieron las disminuciones de abril.

Los datos del IGAE a tasa anual, contra mayo de 2023, mostraron una expansión de 1.6 por ciento, que además quedó por arriba del 1.2 por ciento anticipado por el Indicador Oportuno.

Sin embargo, el Indicador Oportuno de junio sugiere que, a tasa mensual, la actividad económica se habría frenado en ese mes, pues no tuvo cambio respecto a mayo previo.

A reserva de que los datos del IOAE se validen en unas semanas, se siguen presentando señales de debilidad en la economía mexicana, que al cierre del segundo trimestre del año avanza a paso lento, sin correr.

Tan es así que los datos del IGAE de abril y mayo, sumados al Indicador Oportuno de junio, sugieren que el PIB del segundo trimestre registró un crecimiento del orden de 0.3 por ciento trimestral –similar al de los primeros tres meses de 2024– y de 1.3 por ciento anual.

En mayo, las ventas al menudeo en el país registraron una moderación en su ritmo de crecimiento.

Sólo crecieron 0.1 por ciento mensual, contrario al 0.9 por ciento estimado por el consenso de analistas en una encuesta de Bloomberg. En su comparación anual, el indicador aumentó 0.7 por ciento.

Las cifras se corresponden con lo que anticipan las estimaciones oportunas del consumo privado, que sugieren debilidad del mercado interno a lo largo del segundo trimestre del año.

El consumo privado en México habría caído 0.2 por ciento en junio pasado respecto al mes previo, cuando a su vez habría avanzado 0.3 por ciento, según el Indicador Oportuno del Consumo Privado que publicó la semana pasada el INEGI.

Previamente se había informado que en abril de 2024 el Indicador Mensual del Consumo Privado se desplomó 0.9 por ciento respecto a marzo.

Esto deja ver que los consumidores mexicanos actuaron con cautela en el segundo trimestre del año ante el repunte que se observa en la inflación desde marzo.

El momento de debilidad económica no pasa inadvertido por los analistas de mercados encuestados por Citibanamex cada dos semanas.

En la encuesta del reciente 22 de julio, la estimación de crecimiento para México en 2024 se redujo por tercera quincena consecutiva una décima al ubicarse en 1.9 por ciento.

Tres meses atrás, en la encuesta del 22 de abril, la proyección de los expertos se situó en 2.4 por ciento, que ya se ve distante.

De los 31 analistas que respondieron la pregunta sobre las expectativas del PIB, el pronóstico más optimista es de 2.1 por ciento y el más pesimista, de 1 por ciento.

La previsión para el crecimiento de la economía en 2025, el primer año completo del gobierno de la próxima presidenta, Claudia Sheinbaum, se redujo dos décimas, de 1.7 a 1.5 por ciento.

La revisión a la baja en las estimaciones para el crecimiento toma en cuenta la perspectiva de una segunda mitad de 2024 más lenta, sobre todo por el cambio de administración, que induce retrasos en el ejercicio del gasto público y la inversión privada por la incertidumbre asociada con el proceso de transición.

Hacia adelante, se proyecta un escenario de debilitamiento de la actividad económica en México.

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