En el segundo trimestre del año, México registró una salida de 8 mil 233 millones de dólares de inversión extranjera de cartera, siendo la cifra más alta para un lapso de tres meses desde el periodo octubre-diciembre de 2021.
De acuerdo con datos del Banco de México (Banxico) sobre la balanza de pagos en el segundo trimestre de 2024, publicados el viernes pasado, el monto anterior más que duplica la salida observada en igual periodo de 2023.
Además, contrasta con la entrada de 8 mil 647 millones observada en los primeros tres meses de este año.
De lo anterior se desprende que entre abril y junio de 2024 salió el 95 por ciento de lo que entró tres meses antes.
Esto quiere decir que el monto de la inversión de cartera que salió en el segundo trimestre estuvo cerca de borrar al que ingresó entre enero y marzo.
De manera acumulada, los flujos de inversión extranjera de cartera registraron una entrada de 414 millones de dólares en el primer semestre del año, a diferencia del mismo periodo de 2023, cuando se reportaron salidas por 2 mil 394 millones de dólares, según los registros de la balanza de pagos.
En su reporte, Banxico señala que en junio “se presentó un episodio de volatilidad financiera en México y una depreciación de la moneda nacional debido a factores idiosincráticos”.
Por factores de riesgo idiosincráticos se pueden considerar los relacionados con el ciclo político y sus posibles implicaciones sobre el ámbito institucional del país, que ayer, tras la aprobación en la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados del dictamen de reforma del Poder Judicial, empujaron la cotización del peso mexicano frente al dólar por arriba de 19.70 unidades, nivel no observado desde diciembre de 2022.
En este contexto, abunda Banxico, “en el segundo trimestre de 2024 la economía mexicana siguió captando recursos financieros por concepto de inversión directa y otra inversión”.
Veamos qué dicen las cifras oficiales, si bien aún son preliminares.
Días antes, la Secretaría de Economía informó que al cierre del segundo trimestre de 2024, la economía mexicana captó recursos financieros por concepto de inversión extranjera directa (IED) de 31 mil 96 millones de dólares.
De acuerdo con datos preliminares, esto representa un nuevo máximo histórico en la cifra de IED reportada en un primer semestre desde que se tiene registro.
Lo interesante es que la estadística que se reporta con el comunicado de la balanza de pagos revela la entrada de 26 mil 15 millones de dólares en el rubro de IED entre enero y marzo, pero de sólo cinco mil 81 millones entre abril y junio.
Este ingreso de inversión directa es el menor para un segundo trimestre desde 2004, hace 20 años.
Además de que la IED se contrajo 41 por ciento en el segundo trimestre comparado con el mismo periodo de 2023, se registró una caída de 80 por ciento anual en el componente de nuevas inversiones, que apenas sumó 264 millones de dólares de abril a junio.
Según el análisis de las cifras oficiales, por cada dólar recibido en el segundo trimestre del año por concepto de inversión directa, salieron 1.6 dólares de México vía inversión de cartera, conocida como ‘capital golondrino’.
Una vez más se confirmó que la inversión de cartera fácilmente puede salir del país ante una mayor percepción de riesgo o cambios en las estrategias de los inversionistas.
La inversión extranjera de cartera es la que se concentra en instrumentos de deuda y acciones en México, mientras que la IED se relaciona directamente con proyectos productivos que crean empleo, generan riqueza y aumentan el valor agregado de la economía.
Esa es la apuesta del gobierno mexicano: fortalecer las cadenas globales de valor en el país para motivar a las empresas internacionales a instalar sus plantas y operaciones en México, gracias a su integración con Estados Unidos y Canadá en el T-MEC.
La mala noticia es que, con miras al 2026, año en el que habrá de darse la primera revisión del T-MEC, la relación con los socios de Norteamérica no pasa por buen momento, luego de los “comentarios injerencistas” de los embajadores de EU y Canadá sobre la reforma judicial en México, que ameritaron ser ‘castigados’ por el presidente López Obrador.
Por si eso no bastara, hay que considerar que la sola revisión del T-MEC en dos años genera incertidumbre entre inversionistas y empresas de la región, lo que puede acotar el potencial de México para captar nuevas inversiones ligadas al nearshoring.