El viernes pasado se reportó en El Financiero que la inversión productiva tuvo una contribución negativa al crecimiento del PIB de México en el cuarto trimestre de 2024.
En su comparación anual, el PIB creció en ese periodo 0.5 por ciento, que se convirtió en su desempeño más débil desde principios de 2021, pero a tasa trimestral disminuyó 0.6 por ciento, según los indicadores del INEGI sobre la oferta y demanda de bienes y servicios.
Sin embargo, la formación bruta de capital fijo (FBCF), que refleja el comportamiento del gasto en inversión, tuvo una contribución a ese crecimiento de menos (–) 0.7 puntos porcentuales.
En el cuarto trimestre de 2024, la inversión registró una contracción de 2.6 por ciento anual, lo que representó su mayor retroceso desde 2021.
Esta reducción es producto de una disminución de 0.8 por ciento en la inversión privada y de una caída de 15.6 por ciento en la pública.
La FBCF fue el único componente de la demanda interna que tuvo una aportación negativa al crecimiento del PIB.
Durante el cuarto trimestre de 2024 y con cifras ajustadas por estacionalidad, la también llamada inversión fija bruta (IFB) en México descendió 1.6 por ciento respecto a los tres meses anteriores.
En su interior, se observó una baja de 0.9 por ciento trimestral en la inversión privada y una disminución de 6.1 por ciento en la pública.
Esto no deja duda de que la IFB no sólo registró una marcada desaceleración en el cuarto trimestre del año pasado, sino que prácticamente se mantuvo estancada.
Aun así, la inversión en el periodo octubre-diciembre de 2024 equivale al 24.8 por ciento del PIB nacional, por lo que el semáforo económico de inversión se encuentra en verde, concluye México, ¿cómo vamos?
De acuerdo con este observatorio económico, la inversión privada representa 22.2 por ciento del PIB, una mejora desde 21.7 por ciento en el trimestre anterior.
Por su parte, la inversión pública representa 2.6 por ciento del PIB, una disminución desde 2.8 por ciento tres meses antes.
La segunda de las 12 metas específicas a 2030 del Plan México es elevar la proporción de la inversión respecto al PIB.
El primer objetivo es mantener la inversión por arriba de 25 por ciento del PIB a partir de 2026 y luego, por encima de 28 por ciento en 2030, nivel nunca observado en el país desde que se tiene registro.
Si la inversión llegó al 24.8 por ciento del PIB en el cuarto trimestre de 2024, quiere decir que está muy cerca de alcanzar la primera de las metas del Plan México.
Esto no significa que la inversión haya crecido más rápido que la economía mexicana, sino que, más bien, se contrajo un poco menos de lo que lo hizo el PIB en la parte final del año pasado, comenta Sofía Ramírez, directora de México, ¿cómo vamos?
La experta llama la atención por el hecho de que la caída de la inversión pública fue muy evidente al cierre de 2024 tanto en la comparación trimestral como en la anual, pues “se trata de uno de los rubros que alimentan el dinamismo económico en nuestro país”.
Además, mucha de la inversión se aloja en sectores productivos integrados en las cadenas de valor en Norteamérica.
El problema es que “entre el cierre del año pasado y el inicio del 2025 hemos visto una pausa en la inversión, sobre todo en los sectores manufactureros y en las cadenas de suministro por la amenaza arancelaria permanente que tenemos por parte de Donald Trump”, dice Ramírez.
Por otro lado, agrega la directora de México, ¿cómo vamos?, en el ámbito doméstico “no necesariamente estamos generando las condiciones de certeza jurídica que demanda cualquier inversión”, que en 90 por ciento es privada.
De ahí la gran importancia de tener un Poder Judicial sólido, autónomo, independiente y profesional para dirimir controversias.
El Plan México, que prevé inversión privada en sectores estratégicos como energía, busca posicionar al país entre las 10 economías más grandes del mundo al final de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum en 2030.
La meta de volver a ubicar a México entre las 10 principales economías mundiales, donde ya estuvo hace varios años, sólo se podrá alcanzar si se logra elevar y mantener la proporción de la inversión respecto al PIB por arriba de 25 por ciento.