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El empinamiento de la ‘curva recesiva’

Los choques pandémicos sobre la economía mexicana anuncian que la contracción será más profunda y la recuperación más lenta.

Cada vez hay más información sobre el impacto severo de la pandemia de Covid-19 en la economía mexicana durante el segundo trimestre del año, que es cuando se espera la caída más pronunciada del PIB.

Destaca la pérdida de empleos formales en el país, medida por el número de trabajadores afiliados al IMSS.

Como se recuerda, en marzo se destruyeron 131 mil plazas y en abril 555 mil más, a las que se agregarían 400 mil perdidas en mayo, según cálculos del presidente Andrés Manuel López Obrador.

"Yo tengo mi pronóstico de que con el coronavirus se van a perder un millón de empleos", dijo AMLO el domingo en un mensaje sobre la evolución de la economía nacional.

Eso es sin contar los puestos de trabajo que se han perdido en el sector informal, que es más grande que el formal.

Aunque AMLO afirma que hay "un plan para la recuperación y creación de nuevos empleos", es poco prudente prometer que se van a generar dos millones de plazas en lo que resta del año.

En México nunca se han generado ni un millón de empleos formales en un año. Ahora imaginemos dos millones en unos meses.

El gobierno sobreestima su meta al incluir 'otras modalidades de ocupación' como el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, donde oficialmente no hay una relación laboral, así como los créditos para vivienda del Infonavit y Fovissste.

Sí, préstamos para trabajadores que vean afectados su empleo o ingresos.

Con todo y eso, es previsible que algunas medidas gubernamentales no se verán reflejadas en este año.

Además, la reactivación laboral de las actividades no esenciales en los sectores público y privado que fueron suspendidas desde el 23 de marzo será paulatina y con protocolos sanitarios en el trabajo.

La crisis en que ha caído el mercado laboral no se superará por decreto ni con programas gubernamentales cargados de 'buenas intenciones'.

Otros datos adversos y preocupantes que nos dan una dimensión del impacto económico de la pandemia al inicio del segundo trimestre son los del comercio exterior de México.

El lunes se conoció que en abril las exportaciones de productos registraron una contracción anual de 40.9 por ciento, la variación más negativa desde que hay cifras disponibles.

Por destino, se observó una caída prácticamente de la misma magnitud en las exportaciones no petroleras dirigidas a Estados Unidos, nuestro principal socio comercial.

No es una buena señal, pues México es el país que más incrementó sus exportaciones hacia EU como resultado de los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump a productos chinos.

Por su parte, las importaciones mexicanas de mercancías registraron una caída de 30.5 por ciento anual, la peor desde agosto de 2009.

Lo anterior provocó que en abril el volumen del comercio de bienes se contrajera a niveles de principios de 2011.

Es un claro reflejo del freno de la actividad económica ante las medidas sanitarias tomadas para contener y mitigar la pandemia de Covid-19.

Otros datos ya conocidos que corroboran los efectos negativos del brote de coronavirus y que hunden a la economía mexicana en recesión son la producción automotriz y las ventas de la ANTAD.

Mientras en abril la producción de la industria automotriz se desplomó 98.8 por ciento en comparación con el mismo mes de 2019, las ventas de las tiendas comerciales se cayeron 22.9 por ciento anual.

Los choques pandémicos sobre la economía mexicana anuncian que la contracción será más profunda y la recuperación más lenta.

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