Los datos más recientes del mercado laboral en México confirman una incipiente recuperación del empleo, que se ha concentrado en el sector informal, donde no hay seguridad social.
En cuanto al empleo formal, la creación de puestos de trabajo afiliados al IMSS mostró en agosto un desempeño positivo por primera vez desde que apareció la epidemia de COVID-19 en el país.
La generación fue superior a 92 mil plazas en el octavo mes del año, que resarce marginalmente la pérdida acumulada entre marzo y julio de poco más de un millón 117 mil puestos de trabajo.
Pero casi la mitad de los empleos recuperados en agosto son eventuales, donde los trabajadores se ven obligados a aceptar ocupaciones con salarios bajos.
Aún es baja la demanda de trabajadores especializados o calificados, que son los que podrían recibir los beneficios de empleos permanentes mejor pagados.
De acuerdo con el presidente López Obrador, la economía mexicana recuperó cerca de 120 mil plazas formales en agosto y los primeros días de septiembre, por lo que "ya no estamos perdiendo empleos".
Ahí se ve el efecto de la reapertura de actividades que habían sido catalogadas como no esenciales y del relajamiento de las restricciones a la movilidad.
La generación de poco más de 92 mil empleos formales en agosto representa la recuperación de 8.2 por ciento de las posiciones laborales destruidas en los cinco meses previos.
Algunos analistas estiman que, de mantenerse ese ritmo de creación de plazas, llevaría 11 meses más reponer los empleos perdidos y regresar al nivel de febrero en términos de los trabajadores asegurados en el IMSS.
La información también muestra que la reincorporación de la población mexicana al mercado laboral está siendo muy desigual y dispareja.
Según la nueva edición de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, durante julio se incorporaron 1.5 millones de personas a la población económicamente activa, pero lo hicieron a través del sector informal, que es 'más flexible'.
De los 12 millones de personas que salieron de la PEA en abril a causa del confinamiento y la paralización económica, 7.2 millones ya regresaron al mercado laboral.
Sin embargo, la población desocupada es de 2.8 millones y está representada por las personas que no contaban con trabajo, pero buscaron activamente uno en el último mes.
La población económicamente inactiva, que no trabajó ni buscó empleo, pero que aceptaría un trabajo si se lo ofrecieran, es de 11.3 millones.
Y la población subocupada, que cuenta con una ocupación, pero tiene necesidad de trabajar más horas, es de 9.2 millones.
Esas tres categorías suman 23.3 millones de personas con necesidad o deseos de trabajar y retratan la magnitud de la amplia brecha laboral en México.
La Coparmex propone implementar un seguro solidario para otorgar un ingreso mínimo vital a los trabajadores que perdieron su ocupación.
Consiste en una contribución del gobierno equivalente a una proporción del salario del trabajador contratado por un periodo de tres meses.
Con independencia de que el gobierno se ha negado a tomar medidas de política fiscal que rompan con el enfoque de austeridad, la pregunta es si las finanzas públicas tienen la capacidad de enfrentar el reto.
Hasta ahora, quienes desafortunadamente perdieron su empleo y vieron reducir sus ingresos, han asumido el costo de manera individual, como lo evidencian los retiros por desempleo de las Afores, que en los últimos meses alcanzaron máximos históricos.