Dinero, Fondos y Valores

Y ahora el ‘brote’ de desconfianza

La percepción de riesgo sobre México es mayor que hacia otras economías emergentes, pues aquí no se han instrumentado medidas contracíclicas para mitigar los efectos económicos del coronavirus.

En términos de los flujos de capitales dirigidos a la economía mexicana, hay salidas en el mercado de deuda gubernamental desde antes de que iniciara el recorte en las calificaciones crediticias soberana y de Pemex a finales de marzo.

La razón es la desconfianza de los inversionistas en un entorno de fuertes presiones sobre la economía y las finanzas públicas del país.

En los últimos dos meses no sólo se contrajo la tenencia de valores gubernamentales en poder de extranjeros, sino que se registró una salida neta de recursos.

Al 8 de abril, la tenencia de esos instrumentos en manos de no residentes en México se ubicó en un billón 974 mil 117 millones de pesos.

Eso significa la venta de 240 mil 101 millones de pesos desde el 21 de febrero, cuando se alcanzó el máximo del año.

Es 12 por ciento del total.

Hay flujos negativos, pese a los amplios diferenciales de tasas de interés entre México y Estados Unidos, con todo y el recorte de ayer de Banxico.

Los diferenciales no han podido mitigar las salidas de capitales en instrumentos públicos de renta fija ante la creciente incertidumbre sobre el panorama económico.

Tan es así que la principal salida se ha dado en bonos a tasa fija de largo plazo con 192 mil 856 millones de pesos desde el 28 de febrero, cuando tocaron su máximo del año.

Hasta antes de las salidas se había registrado una recomposición en las tenencias de bonos gubernamentales hacia instrumentos de largo plazo.

Ahora el principal temor de los inversionistas es una mayor afectación a la anticipada en la economía mexicana derivada del brote de Covid-19.

La percepción de riesgo sobre México es mayor que hacia otras economías emergentes, pues aquí no se han instrumentado medidas contracíclicas para mitigar los efectos económicos del coronavirus.

Sin tener claridad aún sobre los instrumentos de política fiscal para contrarrestar el impacto económico del confinamiento, el gobierno anunció una probable reanudación de actividades en 979 municipios sin transmisión de Covid-19 el 18 de mayo y en el resto del país, el 1 de junio.

En Estados Unidos, el presidente Donald Trump también anunció un plan para reabrir la economía de forma escalonada y regional a partir del 15 de mayo.

El mercado le habría dado más peso al anuncio del retorno a la actividad económica normal en EU que a los recortes realizados la semana pasada por Fitch Ratings y Moody's a las calificaciones crediticias de México y Pemex.

Si bien México mantiene el grado de inversión, Pemex ya lo perdió por parte de dos de las tres principales calificadoras, lo que acentuará el deterioro en la prima de riesgo de la empresa y presionará su costo financiero.

Por si fuera poco, el histórico recorte acordado por la OPEP+ a la producción de petróleo para mayo y junio no surtió el efecto que se esperaba sobre los precios.

Es sumamente preocupante el desplome en el precio del petróleo a terreno negativo por primera vez en la historia ante la fuerte caída en la demanda, la acumulación de inventarios y la menor capacidad de almacenamiento, sobre todo en EU.

Aunque el gobierno federal y Pemex tienen coberturas petroleras, las finanzas públicas y, especialmente, las de esa empresa inevitablemente resentirán los efectos del colapso en los precios del crudo.

En la medida que la situación financiera de Pemex se agrave, la posibilidad de reducciones adicionales en la calificación crediticia de la deuda soberana y de la petrolera estatal aumentará.

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