Visión

Continuar con la estrategia de refinación no es viable

Es una falsa creencia que tiene sentido económico producir más gasolina de la que importamos para ser menos dependientes del extranjero.

En medio del colapso del petróleo ocasionado por la baja de demanda de este y sus derivados resultado del coronavirus, y el superávit de la oferta, resultado de la guerra de precios de petróleo entre Arabia Saudita y Rusia, el gobierno de México opta por limitar la venta de crudo al extranjero, para con ello producir más gasolina y ofrecerla al mercado interno.

Es una falsa creencia, el pensar que tiene sentido económico producir más gasolina de la que importamos para ser menos dependientes del extranjero. En contrario sentido, si tomamos en cuenta que nuestra economía sufriría más de lo que se beneficiaría como resultado de hacer esto, creo está claro que muchos preferiríamos pagar menos por nuestra gasolina sin importar el origen de la misma.

A su vez, si consideramos que con estos fines, nuestros impuestos están siendo utilizados para la construcción de la refinería de Dos Bocas con un costo de 8 mil millones de dólares, que se ha denominado técnica y económicamente inviable por especialistas, creo que la mayoría de los mexicanos preferimos seguir importando gasolina barata de otros países. Sobre todo cuando nuestra economía se encuentra en un estado vulnerable.

Adicional a la construcción de una nueva refinería, el gobierno anunció una inversión de 25 mil millones de pesos en 2019 para aumentar la capacidad del Sistema Nacional de Refinación (SNR), que en promedio el año pasado solo produjo 204 mil barriles diarios de la gasolina, cuando la demanda fue de 800 mil barriles diarios.

Bajo el panorama actual, en el que la producción de Pemex cae 7 por ciento anual, el SNR es de los más ineficientes del mundo (solo puede operar al 40 por ciento de su capacidad), los precios de Brent (el índice de precio de crudo internacional) rondarán 42 dólares por barril en promedio este año y la demanda nacional de gasolina se ha reducido en 5 por ciento como resultado del coronavirus, por ende tiene poco sentido económico incrementar la producción de gasolina doméstica ya que sale más barato importarla.

Pemex debería de buscar la reducción de costos a lo largo de su cadena de valor y no incurrir en mayores inversiones inviables que resulten en mayores pérdidas económicas. El 2019 debería de servir de lección para aprender que las acciones que está tomando el gobierno en materia energética, lejos de rescatar a Pemex, la están hundiendo más. Desde que AMLO ha sido presidente las pérdidas de Pemex se han duplicado, el año pasado sumaron 18 mil millones de dólares, el doble que en 2018.

Al reducir las exportaciones de petróleo al extranjero con la intención de producir más gasolina, el gobierno comprometería la balanza comercial y podría perder más cuota en el mercado internacional, mismo que se ha vuelto más competitivo al haber mayor producción y menor demanda a nivel mundial. En estos momentos en donde la economía de México tiene una proyección económica negativa de 1.6 por ciento, según Goldman Sachs, Pemex debería repensar su estrategia de negocio, en lugar de utilizar los recursos del país en actividades que no son redituables como la refinación.

México sí debería de reducir la dependencia energética que tiene de otros países, pero sin comprometer la economía en el proceso. Actualmente el fin no justifica los medios.

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