Esta semana, sucedieron dos eventos de gran importancia para el mercado eléctrico nacional. Primero, el presidente Andres Manuel Lopez Obrador envió al Congreso de la Unión una iniciativa preferente de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, para modificar las reglas de despacho de electricidad dándole prioridad a la generación producida por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el sistema eléctrico.
En segundo lugar, la Suprema Corte Justicia de la Nación (SCJN) falló en contra de la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional emitida por la secretaria de Energía, Rocío Nahle, el año pasado. Ya que de manera similar a la iniciativa del presidente, buscaba limitar la participación de fuentes de energía renovables en la matriz energética y favorecer a la CFE, asegurando así el control y equilibrio de la nación, la Segunda Sala de la SCJN determinó inconstitucional esta política con cuatro votos en contra y uno a favor. Debido a que el acuerdo como señalaba la Cofece desde un inicio, iba en contra de la libre competencia económica y concurrencia en el mercado de generación de energía, así como la sustentabilidad en la generación y el suministro.
Si bien podemos esperar el mismo resultado por parte de la SCJN para la iniciativa preferente del Ejecutivo Federal, al atentar directamente contra el marco regulatorio de la reforma energética y del TMEC por ser una política que privilegia a la empresa estatal CFE. El mensaje por parte del gobierno ha sido fuerte y claro: la prioridad es darle mayor control y poder a la CFE, antes que la competitividad económica y el medio ambiente.
Estas acciones del gobierno federal generan incertidumbre para la inversión privada, lo que afecta de manera directa la economía del país al haber menor apetito para invertir en México. En un momento en el que el país enfrenta una de sus peores crisis económicas, luego de tener un crecimiento negativo del 8.5 por ciento el año pasado.
Un atractivo para el sector privado ha sido el poder comprar energía de productores independientes en lugar de a la CFE, ya que resulta en precios más competitivos y permite consumir fuentes con menos intensidad de carbono como el gas natural y energías renovables, principalmente solar y eólica, como es el caso de múltiples empresas en diversos sectores de la economía, incluyendo a la estadounidense Mars, fabricante de los chocolates M&M's, que cuenta con un suministro de energía renovable para sus seis fábricas en el país, provenientes del parque eólico Dzilam Bravo (Eólica Golfo 1), en Yucatán, que es operado por las empresas Envision Energy y Viva Energía. Este proyecto contribuye a las metas medioambientales de la empresa de reducir sus emisiones globales de gases de efecto invernadero a lo largo de la cadena de valor con la meta de 25 por ciento de energía renovable para 2025 y 67 por ciento para 2050.
Estados como Sonora, que comparten frontera con Estados Unidos, están posicionados para tener un mayor intercambio de energía eléctrica con estados como Arizona, lo que podría incrementar la resiliencia del suministro eléctrico de ambos estados, contribuir a descarbonizar la matriz energética y a potencializar la economía regional.
México tiene todo el potencial para aprovechar esta oportunidad de modernizarse y proveer a la industria de electricidad más eficiente para generar mayores empleos. A pesar de que el gobierno federal va en dirección contraria, se pueden crear alianzas estratégicas entre los gobiernos estatales y el sector privado, alianzas basadas en la certeza jurídica, al atraer inversiones de empresas reconocidas a nivel internacional. De manera coordinada los estados deben exigirle al gobierno federal que se apegue al marco regulatorio de la reforma energética y mantenga las puertas abiertas a la inversión privada.