Las Reglamentaciones Uniformes ofrecen mayor grado de certeza sobre la forma en que se aplicarán las disposiciones contenidas en el Tratado, pero estas afectan de distinta manera a las industrias. ¿Aún hay tiempo suficiente para que todas las empresas enfrenten los nuevos retos del acuerdo? Esta es una pregunta que cada empresa deberá responder dependiendo de sus condiciones.
Desde hace más de año y medio las empresas han tenido oportunidad de prepararse para afrontar los cambios que impone el TMEC. Sin embargo, a principios de este mes concluyeron Estados Unidos, México y Canadá la negociación a nivel técnico de las Reglamentaciones Uniformes del nuevo tratado. ¿Todo listo para arrancar el 1 julio? Quizá no, del todo.
Las Reglamentaciones Uniformes, como lo indica la Secretaría de Economía, tienen el objetivo de proporcionar orientación práctica y útil para un mejor cumplimiento de las reglas y procedimientos del tratado. Los documentos aún estarán sujetos a revisión legal y verificación por parte de las autoridades de los tres países. Este proceso podría concluir incluso después del 1 de julio.
Si bien las empresas han tenido conocimiento de la parte fundamental del tratado, faltaba que conocieran los detalles de la manera en que se reportaría y cómo se analizaría la información por parte de las autoridades. Ha pasado muy poco tiempo desde que las organizaciones tienen en sus manos estos textos –que son bastante extensos y técnicos–, para suponer que la gran mayoría podría estar lista para ponerlas en práctica.
Hoy, las empresas están tratando de entender lo que contiene la normativa. Sin duda, habrá una serie de cuestionamientos y será tarea de todos comprender la manera en que impactará la entrada en vigor del acuerdo: recordemos que el documento contiene especificaciones, por ejemplo, sobre valor de contenido laboral que aplica para la industria automotriz.
Las organizaciones deberán considerar que, a partir del 1 de julio, los certificados de origen TLCAN ya no tendrán validez, por lo que los procesos comerciales iniciados bajo el antiguo acuerdo tendrán que concluir con las reglamentaciones del nuevo. Quien no se encuentre listo para expedir un certificado de origen en términos del TMEC, no podrá gozar de las preferencias arancelarias.
Por lo pronto, la gran mayoría de las empresas deberían estar preparadas con una medición de impacto. Es decir, deberían saber dónde llevar a cabo los cambios, por ejemplo, en cadenas de suministro y en los procesos de producción para no perder oportunidades de negocio. Y tener muy claro que, de no estar preparados, deberán pagar una serie de aranceles que no estaban previstos. Otra variable que se debió considerar —y nunca es tarde—, es la posibilidad de probar otros mercados, otros países con los que tengamos tratados comerciales.
Sin duda, el factor crisis por Covid-19 le otorga un significado distinto al TMEC, esto es, sí se percibe como una herramienta que facilitará la reactivación del comercio y que impulsará la economía —ya para el mes de abril, el Inegi daba cuenta de que las exportaciones totales mostraron un retroceso de 40.9 por ciento.
Poco se ha comentado de la necesidad de que autoridades relacionadas con el comercio internacional se encuentren preparadas para afrontar el nuevo desafío. Por ejemplo, cuando se hacen despachos de mercancías o se liberan en una aduana a través de pedimentos, habrá varios identificadores que se deban usar para determinar si el despacho de un producto está sujeto a preferencias arancelarias. Si las autoridades no tienen listos los identificadores para la fecha de arranque, habrá detención de mercancías y estancamiento en los procesos. Estamos a la expectativa.
Y sí, hay un desafío más: preservar la salud. Las empresas de logística deberán continuar con ciertas medidas de seguridad en el transporte y manejo de la carga, para evitar que los colaboradores e intermediarios se contagien del virus. Estas medidas podrían impactar en los tiempos de entrega.
No existe la menor duda de que la publicación de las Reglamentaciones Uniformes es una buena noticia para las industrias y para la económica en general. La próxima entrada en vigor del tratado es prácticamente el único tema que, en el corto plazo, podría impulsar de manera tangible la reactivación de la economía.
La autora es socia líder de Comercio Exterior en PwC México.
FUENTE: https://www.inegi.org.mx/app/saladeprensa/noticia.html?id=5758