Pangea, del griego Toda la Tierra, es un concepto científico utilizado por primera vez a inicios del Siglo XX por el meteorólogo aleman Alfred Wegener, quien después de analizar sus mapas encontró que el continente americano encajaba con el africano y éste con el europeo, es decir, su hipótesis se encaminaba a que millones de años atrás la Tierra era un núcleo atomizado en un solo gran continente. En su momento la idea fue desechada y criticada, sin embargo, la ciencia le hizo justicia 30 años después de su muerte.
La idea de un gran continente en el que las diferencias no existían, no había fronteras y la naturaleza era compartida, lo mismo en lo que ahora es Brasil con algunos países del África o la sierra argentina con el cinturón montañoso de Sudáfrica, así como la hipótesis de que en algunos millones de años la pangea vuelva a formarse, es lo que inspiró al músico mexico - alemán, José María Díaz de León, a desarrollar su grupo Pangea Última.
Para entender las inquietudes musicales y sonoras de Chema, es necesario hacer un recuento de su biografía. Nació en Alemania, se mudó a México a los dos años y aquí comenzó su formación musical en la escuela de iniciación musical ARTENE, enfocada en la tradición mexicana y prehispánica. En su adolescencia regresó a radicar de manera definitiva a Alemania y su familia se instaló en Colonia, uno de los centros urbanos más multiculturales del país teutón.
Un conguero alemán, un flautista peruano y baterista italiano fueron la base para que José comenzara a aterrizar sus ideas, así grabó un EP. Lo que vino después fue Espacios Abiertos (2017), disco debut del grupo en el que se dio una primera exploración por los sonidos africanos, caribeños y latinoamericanos en general.
Para el segundo disco de Pangea Última, Chema confeccionó una especie de Asamblea de las Naciones Unidas de la música, la integración multicultural que se había gestado tres años antes irrumpió con fuerza en el disco Camino a Mictlán (2021).
A simple escucha los 9 temas del disco pueden sonar sencillos en sus ritmos, no obstante en su estructura y composición son complejos, sin que para el escucha sea una objeción para disfrutar de temas como Yolo, tomado de la contracción You leaves ones y que coincidentemente en Náhuatl significa corazón; en este tema Chema tomó como base rítmica un huapango y sobre ella van desfilando la guitarra, la flauta y las percusiones afrocaribeñas.
Este material representa también un disco conceptual alrededor de la tradicional celebración de muertos, que Chema quería compartir con sus amigos músicos y con el mundo. El disco se grabó en enero del 2020 y se vino la pandemia, el encierro, la crisis y lamentablemente el fallecimiento de decenas de miles de personas.
La formación primaria de José, su idea de barrer con las fronteras y hacer convivir sonidos de distintas partes del mundo como si fuera un solo gran continente, derivó en un proyecto en el que el concepto multicultural adopta una dimensión fresca, en el que sonidos latinos, africanos, indios, europeos se fusionan en una música que te envuelve y te transporta.