La escena del blues en la ciudad de México, si bien está lejos de ser masiva, se mantiene a flote, permanece en un estado de sobrevivencia, ceñido a pequeños foros, festivales, cafés o bares. Durante mucho tiempo El Ruta 61, ubicado en avenida Baja California, fue el santuario en el que cada noche se le rendía tributo al blues.
En este espacio, la banda de la casa por muchos años fue “Las Señoritas de Aviñón”, grupo liderado por Octavio Herrero, quien en 2015 conoció a la gran cantante irlandesa – mexicana por adopción, Louise Phelan. Lo que comenzó como una sesión random para rendir homenaje a BB King para una revista, se convirtió en una estrecha relación profesional. Louise Phelan, extraordinaria cantante de jazz, comenzó a acompañar a Las Señoritas de Aviñón en algunas presentaciones, la química entre la banda y Louise era evidente.
Seis años después, en 2021 –en plena pandemia por covid-19–, Louise, Octavio y un grupo de amigos, comenzaron la grabación de “Azules”, uno de los mejores discos de blues, sin exagerar, que se ha producido en México en los últimos años.
Desde finales del siglo XIX e inicios del XX, los cantos de trabajo de los esclavos negros de Estados Unidos fueron dando forma y confeccionando lo que ahora conocemos como Blues, género que se fue desarrollando con el tiempo para dar paso a varios sonidos, desde el tradicional de guitarra y el whasboard o Tabla de lavar (así se llama y así se ve), hasta el más contemporáneo, pasando por el Delta style, el Chicago style, etcétera.
En “Azules”, Louise y Octavio exploran esa amplia gama de estilos de blues, lo que hace del disco una extraordinaria ventana para adentrarse en el género para todos aquellos que no lo conocen y para los más avezados, una oportunidad que pocas veces nos ofrece un disco de blues, el de escuchar con gran calidad, la diversidad del blues.
Louise y Octavio nos regalan, además de temas clásicos reversionados espléndidamente, como: I’d Rather Go Blind, Ramblin’ on my Mind, Stormy Monday o I’m a Woman (con una letra ligeramente distinta), canciones inéditas, unas compuestas por Octavio Herrero, otras por Louise y una más entre ambos: Dios dirá, Killing Spree, que surgió a partir de la clásica Third Degree, pero con letra en contra de la inequidad de género; Sars for Days, que habla de la pandemia; o Sneaky, dedicado al perro de Louise que falleció durante la grabación del álbum. Así, cada tema seleccionado en “Azules”, tiene una razón de ser.
Otro elemento a destacar es que Louise Phelan es Louise Phelan pero con actitud blues. Me explico. Generalmente, las mujeres que se han desenvuelto en el blues tienen un tipo de timbre particular, voces gruesas, roncas, desgarradoras, la lista puede ser larga, desde Bessie Smith “La Emperatriz del Blues” hasta Janis Joplin. Sin embargo, la voz de Louise es suave, con amplio rango vocal, limpia y más tirándole a lo mezzosoprano, es decir, tonos medios. Eso es lo que escuchamos en “Azules”, la maravillosa voz de Louise pero con toda la actitud bluesera, maravillosa.
Qué decir de Octavio Herrero y su guitarra, extraordinaria, uno de los mejores guitarristas de blues de nuestro país, se luce en cada tema y en cada solo.
Los músicos que acompañaron esta aventura son: Germán Guido, en la batería, Izcacel Pérez, contrabajo, Xavier Gaona, bajo eléctrico, Paquito García, teclados, Hernán “Pelusa” Silic, la armónica, Gladys Jiménez, en la Tuba y Carlos Alegre, en el violín.
“Azules” de Louise Phelan y Octavio Herrero, es un disco que amantes o no al blues van a disfrutar enormemente y uno de los mejores y más completos discos de blues en la historia del país.