Lo conocí –musicalmente hablando– con Santa Sabina, era su guitarrista. Seguramente coincidimos en alguno de los muchos conciertos que se hacían en apoyo a las comunidades Zapatistas y al mismo EZLN, seguramente coincidimos en uno que dieron en la UAM Xochimilco por allá de 1996 - 97, en donde yo cursaba mi carrera. Alex Otaola ha demostrado en cada proyecto en el que participa o se involucra, que más allá del músico hay un artista en toda la extensión de la palabra.
En 2007, luego de su paso por bandas emblemáticas como la ya mencionada Santa Sabina o La Barranca –a lado de José Manuel Aguilera–, Alex lanzó su primer disco como solista: Fractales. Una propuesta en la que mostró su visión creativa, artística y, obvio, musical. Bajo su dirección grabaron más de dos docenas de músicos de diferentes escenas como el rock y el jazz; el resultado, un collage sonoro ambientado con electrónica y video.
El término fractal, del latin fractus que significa quebrado, fue un concepto desarrollado por el matemático Benoit Mandelbrot para tratar de explicar las formas de la naturaleza. Es fácil reconocer estas estructuras que sin importar su escala (tamaño) se replican una y otra vez, son iguales incluso hasta el infinito y eso es justamente lo que buscó Alex, crear un disco que pudiera ser apreciado tanto en su conjunto general, como en sus detalles particulares al ampliarlo con un zoom auditivo. Todo lo anterior, además de tener como fuente de inspiración películas, libros, un amplio bagaje cultural y unas inmensas ganas de experimentar.
13 años después de aquella propuesta artística, y ahora bajo condiciones extraordinarias y completamente distintas, este año Alex Otaola lanza Fractales II, disco en el que regresa a colaborar con músicos, esta vez 24, bajo un esquema similar. Hernán Hecht, Chema Arreola, Alonso Arreola o Frankie Mares son amigos con quien Alex tenía tiempo de no colaborar, por lo que repitieron en este disco. Además aparecen nuevas generaciones como Erik Kasten, Aarón Flores, Federico Sánchez, además de músicos extranjeros como el trombonista Brian Allen (a quien hemos adoptado por varias temporadas en México), el chileno Andrés Landon o el indú radicado en Nueva York, Ravish Momin.
Fractales II fue estructurado –a la vieja usanza de los LP's –con un lado A y un lado B de música continua, así como los álbumes conceptuales de Pink Floyd, The Who, Frank Zappa y una larga lista de grandes discos. Pese a que contiene en un gran porcentaje una instrumentación de bajo, batería y guitarra; el trabajo creativo, las construcciones musicales y los pasajes sonoros desarrollados por Alex, en un trabajo artesanal, los dejarán con el oído cuadrado.
Cierras los ojos y la función comienza. Es una película personalísima y el director eres tú mismo, con música de Alex Otaola y compañía. Así es Fractales II, un disco en el que los sonidos suaves de las cuerdas de violines, violas (algunas modificadas electrónicamente) y cellos, de atmósferas etéreas y electrónicas, se entremezclan con riffs rockeros y hasta metaleros.
El proceso detrás de Fractales II es igual de interesante que el proyecto mismo. Ya que prácticamente desde marzo todos estamos recluidos a causa de una pandemia por la Covid 19, todos los músicos grabaron desde sus respectivos confinamientos, algunos a unos cuantos kilómetros de distancia, dentro de la misma Ciudad de México o en Guadalajara, otros a miles de kilómetros, como Andrés Landon en Chile o Brian Allen, quien se encontraba en Japón.
Si bien el disco tiene una fuerte carga de improvisación, Alex escribió algunas partituras para los fragmentos como las cuerdas o los coros, de ahí en fuera envió a cada músico dos audios: una versión guía y una versión sin batería o sin bajo, para que sobre esas maquetas pudieran grabar libremente varias tomas, y ya en el proceso de producción se "armo el rompecabezas", dice Alex.
Fractales II de Alex Otaola es un deleite para los sentidos, tejido a mano con una gran dedicación y colaboraciones. Las armonías, improvisaciones y pasajes, harán que quieras escucharlo una y otra y otra vez cuál estructura fractal… hasta el infinito.