Opinión Yonathan Amador Gomez

Exilio, nuevo disco de Alex Mercado

En cada álbum, Alex Mercado nos entrega algo más que excelentes composiciones e interpretaciones ─ya sea a trío, cuarteto o piano solo─.

Exilio es una palabra, un concepto fuerte. Es la separación de una persona de su lugar, de su sitio, es quitarle una parte de su pertenencia, de su identidad. La persona exiliada marcha obligada por las circunstancias a lugares desconocidos, ajenos, con una carga de incertidumbre, pero con esperanzas de encontrarse mejor. Es ahí, en el exilio la posibilidad de reiniciar, de reencontrar un nuevo hogar, de recuperar identidad y pertenencia, no sin dificultades y avatares.

En cada álbum, Alex Mercado nos entrega algo más que excelentes composiciones e interpretaciones ─ya sea a trío, cuarteto o piano solo─. Cada disco tiene un concepto musical-literario-científico detrás y pese a que podrían pensarse como sonoridades demasiado intelectualizadas, es todo lo contrario.

Para su séptimo álbum de estudio y luego de casi 10 años de estar inmerso en el lenguaje del jazz, Alex Mercado presenta Exilio, proyecto desarrollado con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, bajo las condiciones pandémicas del 2020 y cuyas causas y efectos tuvieron una fuerte influencia en la conceptualización de los temas y por ende del disco.

Tanto Exilio como el libro El Sublime Proceso del Lenguaje Musical, fueron proyectos que corrieron en paralelo, como parte de la beca del FONCA. El libro, guía para la enseñanza de la música, fue el primero que comenzó a trabajar; para el disco, Alex tenía contemplado grabar en Europa y realizar una gira, pero como versa el dicho: haz planes que la vida se encargará de cambiarlos, se atravesó la pandemia por la Covid 19 y en pleno confinamiento vino el momento de componer los temas. Alex, de manera coincidente con la visión del jazzista y académico canadiense Ajay Heble, de que "todo artista debe de ser portavoz de lo que está sucediendo en su época, en su tiempo y en su ambiente", ajustó el proyecto a esta nueva realidad en la que seguimos inmersos.

"Todo artista es un exiliado, vive en el exilio de su estudio", reflexiona Alex sobre el proceso creativo del disco y añade que el músico no puede permanecer ajeno a su circunstancia, debe salir y empaparse "de la realidad y poder darle un ingrediente de universalidad a la música que hacemos, para que la gente pueda identificarse con esas historias, con esas tramas musicales". Bajo esta concepción se fueron desarrollando los temas del disco que buscan acompañar al escucha "de una vieja forma de vida a una nueva normalidad", que lo auxilien a sobrellevar de mejor manera esta "migración forzada a la que nos estamos enfrentando" y de la que aún no sabemos cuándo saldremos.

Gabriel Puentes en la batería e Israel Cupich en el contrabajo ─tremendos músicos de la escena─, se han convertido en el trío base de los últimos años de Alex y juntos desarrollan temas de jazz contemporáneo, con los pasajes de improvisación a la que nos tienen acostumbrados. Todas las piezas tienen una relación con el exilio: Ozymandias, Aguedita (hermana del escritor César Vallejo), Nómada, Counterclockwise o Dunas, son algunos de los 11 tracks.

Exilio, como otros proyectos de Alex, se complementa visualmente con el arte que lo acompaña. En esta ocasión, la fotografía de Decislava Dudeva de un desierto, muestra a una persona que camina al horizonte, deja sus pasos marcados y se dirige hacia unas dunas ─el tema Towards the Sun cierra el disco─, en donde los rayos del sol representan la esperanza de encontrar ese nuevo lugar de pertenencia.

Así como los exiliados marchan hacia un lugar desconocido, el disco conceptualmente busca musicalmente hablando, seguir esos pasos, recrear las incertidumbres, las vicisitudes y concluir con el mensaje esperanzador de un mejor porvenir, de un lugar en el que se puedan echar raíces nuevamente, como lo fue el exilio español, argentino, o chileno a México en el siglo XX.

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