CIUDAD DE MÉXICO. El videoescándalo de los diputados federales y dirigentes del PAN en Puerto Vallarta –en una fiesta privada con compañía femenina–, terminó con las aspiraciones a diversas candidaturas.
José Martín López Cisneros, diputado federal por el principio de mayoría del Distrito VII de Nuevo León; cercano al grupo del actual presidente de su partido, Gustavo Madero; exfuncionario público en diversos cargos en el gobierno municipal de Monterrey, exdiputado federal y encargado del manejo de los recursos en el Comité de Administración en la Cámara de Diputados, tenía la mira puesta en la alcaldía de la capital de Nuevo León y se le cayó.
Raúl Paz Alonzo, diputado federal de mayoría por el Distrito IV de Yucatán, sentía que tenía el camino libre a la alcaldía de Mérida, pero lo perdió. Con el gran peso sobre sus espaldas de tener como esposa nada menos que a Cecilia Patrón Laviada, hermana del exgobernador panista del estado, insistió en justificar su presencia en la juerga, pero nadie le creyó y se hundió más.
Incluso, perdió también sus buenas cartas de presentación que le significaban haber sido empleado en la delegación federal de la Secretaría de Comunicaciones Transportes en su estado, así como en la del ISSSTE y de Liconsa.
Máximo Othón Zayas, del VII Distrito de Sonora, si bien no estaba considerado para algún cargo en los comicios de su estado, quedó definitivamente inhabilitado moralmente para cualquier posibilidad en el futuro próximo.
Luis Alberto Villarreal, excoordinador del grupo parlamentario panista y primer sacrificado por el videoescándalo, aunque se argumenta no tiene el problema de tener que lidiar con su esposa porque es divorciado, se le fueron todas las esperanzas de ser el candidato a gobernador de Guanajuato en 2018.
Jorge Villalobos Seáñez, diputado plurinominal por Sinaloa, se ahogó con el escándalo, y en un instante la carrera política y académica en la que incluyó maestrías y doctorados en derecho financiero y fiscal, así como su desempeño como asesor en las comisiones de Hacienda de los diputados y del Senado por nueve años, se esfumó.