La música hispanoamericana vive su mejor momento en la industria. Rosalía se va a casa con un Grammy venciendo a sus rivales anglosajonas, el reguetón se consagra como el género musical más escuchado -y premiado- en Estados Unidos y Sonido La Changa obtiene un lugar en el Primavera Sound 2020, al lado de Iggy Pop, The Strokes y Bauhaus.
Pero no siempre fue así.
Si hoy todos quieren colaborar con un artista latinoamericano se debe, en gran medida, a la lucha que decenas de músicos hicieron desde siglo pasado, cuando la música afroantillana no gozaba del auge comercial del que sí goza ahora. Así lo considera en entrevista Eliades Ochoa, uno de los mayores exponentes del son cubano y exintegrante de Buena Vista Social Club, el grupo del que formó parte en los años 90 al lado de otros portentos del género como Compay Segundo, Omara Portuondo e Ibrahim Ferrer.
¿Podríamos decir que la actual presencia masiva y el éxito comercial de la música hispanoamericana es consecuencia del trabajo que ustedes realizaron hace muchas décadas?, se le pregunta.
"Es muy posible que sí", responde. "Hay que hablar claro: la música cubana en el mundo siempre ha sido muy fuerte. Y eso lo sabemos en América Latina, por la hermandad que tenemos. Pero después del proyecto Buena Vista Social Club, el mundo se hizo dueño de la ella. Hoy, la música cubana ha echado raíces en prácticamente cualquier país. Es un hecho que la música latina goza de una salud extraordinaria".
Eliades Ochoa tiene 73 años y la energía de un buen son cubano. Se dice encantado de tocar por enésima vez en México. Este miércoles 29 de enero se presentará en el Teatro Metropólitan, donde tocará los éxitos que ama el público mexicano, así como su más reciente álbum, Vamos a bailar. El concierto de hoy será el disparo de salida para una gira que también pasará por Alemania, Bélgica, Holanda, Portugal, Reino Unido y España.
A diferencia de muchos de sus contemporáneos, no descalifica la música que escuchan los jóvenes, aunque diste mucho de lo que ellos, en su momento, entendieron como "música latinoamericana".
Quien haya ido a Cuba en la última década sabe que el reguetón es el género que congrega multitudes. Lo mismo que el son hace décadas. La fiesta cubana —latinoamericana, incluso internacional— hoy no puede ser entendida sin el perreo, ese frenesí que dicta el ritmo de la industria musical desde hace al menos una década. Una en la que todos quieren trabajar con un artista latino. Porque hacerlo garantiza la entrada a las listas de popularidad y el ingreso de millones de dólares con apenas poco más que un par de sencillos.
"La música cubana ha tenido mucha fuerza y mucho público desde hace tiempo. A la juventud hoy le gusta el reguetón. No es malo. Entre más joven la gente, le gusta más. El reguetón tiene su público, pero si yo voy a tocar en un concierto y van 60 personas mayores y 40 jóvenes, está bien", asegura.
El nacido en Santiago de Cuba sostiene que hay pocos géneros como el bolero con un mensaje tan contundente y pasional. Recuerda aquellas épocas de su infancia en las que cantaba y "pasaba el sombrero" para que le dieran una moneda. Eran tiempos turbulentos. Faltaba poco para el triunfo de la Revolución Cubana (1959). Eliades trabajaba como bolero en la Plaza Dolores por las tardes y como músico clandestino en las bohemias nocturnas.
"Ahora que lo pienso, las mismas cosas que hacía cuando tenía 12 años y tocaba en las calles, las sigo haciendo con mi Cuarteto Patria", dice este férreo defensor de la música tradicional cubana, para quien "Sencillez" debiera ser su segundo apellido.
En su nuevo disco, canta a dueto con Pablo Milanés un bolero del compositor mexicano Agustín Lara: Como la nube se impone al sol, el cual eligió porque su padre lo cantaba en las fiestas familiares. Es una canción que juega con la idea del amor que nunca se olvida, que al final se convierte en una sombra que lo eclipsa todo. Cuando se le pregunta cuál ha sido su sombra más oscura, esa que no lo deja en paz, no lo duda ni un segundo: "La muerte de mi hijo de 21 años".
Y aunque siempre se ha caracterizado por ser esquivo en temas políticos, Eliades se asume "150 por ciento cubano", aunque prefiere no hablar de la situación política de isla tras la reanudación de las relaciones diplomáticas y comerciales entre Cuba y Estados Unidos. "Yo soy ciudadano del mundo", afirma.