Una secuela nunca antes vista de A Clockwork Orange (La Naranja Mecánica), escrita por Anthony Burgess y llevada al cine por Stanley Kubrick, ha sido descubierta por Anthony Burgess, profesor de literatura moderna en la Universidad Metropolitana de Manchester.
"The Clockwork Condition es un manuscrito sin terminar de 200 páginas, escrito por (Anthony) Burgess como respuesta al pánico moral que rodea a la notoria adaptación cinematográfica de 1971 de Stanley Kubrick de A Clockwork Orange, que fue acusada de inspirar crímenes de imitación violentos y fue prohibida por los consejos locales en el Reino Unido", indica una publicación de dicha universidad en su página de internet oficial.
Andrew Biswell, quien también es autor de una biografía de Burgess, encontró la extraordinaria obra perdida, que nunca fue publicada, entre los papeles abandonados por Burgess en su casa en Bracciano, cerca de Roma, a donde se mudó a principios de los años setenta.
Cuando la casa se vendió después de la muerte de Burgess, en 1993, el archivo se transfirió a la Fundación Burgess en Manchester.
Burgess describió The Clockwork Condition como una "declaración filosófica importante sobre la condición humana contemporánea".
El libro sobrevive como una serie de borradores, notas y esquemas escritos a máquina, en los que Burgess aborda la controversia que rodea la película de Kubrick, y presenta nuevos argumentos sobre los posibles peligros de la tecnología y la cultura visual, especialmente el cine y la televisión.
Burgess escribe que los hombres y mujeres modernos "buscan un escape de la neutralidad insulsa de la condición en la que se encuentran".
El profesor Biswell, quien también es director de la Fundación Internacional Anthony Burgess en Manchester, dijo al respecto: "esta sorprendente secuela inédita de A Clockwork Orange arroja nueva luz sobre Burgess, Kubrick y la controversia que rodea a la notoria novela.
"En parte, reflexión filosófica y en parte autobiografía, The Clockwork Condition ofrece un contexto para la obra más famosa de Burgess y amplía sus puntos de vista sobre el crimen, el castigo y los posibles efectos de corrupción de la cultura visual", detalla Biswell.
"También arroja nueva luz sobre la complicada relación de Burgess con su propia novela, La naranja mecánica, un trabajo que continuó revisando hasta el final de su vida", abundó.