Existe una tradición amplia, cuestionable y ocasionalmente exitosa de crear historias a partir de personajes emblemáticos de la literatura y el cine, protagonizadas por familiares lejanos. En otras palabras, no es raro que alguien haya inventado una hermanita de Sherlock Holmes y se haya hecho una película sobre ella.
Enola Holmes es creación de la autora estadounidense Nancy Springer, quien escribió una serie de seis novelas para jóvenes adultos sobre la hermana adolescente de Sherlock y Mycroft, una chica que se convierte en detective por cuenta propia. La adaptación ligera y agradable es protagonizada por la estrella de Stranger Things, Millie Bobby Brown, en una historia sobre su origen que claramente es un intento por comenzar una franquicia. Afortunadamente, es mucho más que eso.
El personaje es presentado al público por la misma Enola, quien rompe la cuarta pared (acción de los personajes que interactúan con el espectador) y le habla directamente a la cámara para contarnos cómo su madre la educó luego que sus hermanos mayores se fueron de casa. No es coincidencia que el director, Harry Bradbeer, estuvo a cargo de casi todos los episodios de Fleabag, una serie que también usó mucho este recurso.
Enola, quien trata de no pensar demasiado en el hecho de que su nombre al revés se lee Alone (sola), es astuta y vivaz, y está completamente aislada del mundo y de los valores tradicionales de la era victoriana en Inglaterra. Ella y su madre (una adorable Helena Bonham-Carter) son ferozmente independientes, excepto entre ellas, y usan su mansión como un parque infantil. Practican arco y tenis, hacen explotar cosas en nombre de la ciencia, leen libros y en general no parecen preocupadas por el mantenimiento de nada más que sus mentes.
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Así que resulta un shock cuando Enola despierta una mañana y descubre que su madre se ha ido. Aún más desconcertante es que cuando sus hermanos Sherlock (un Henry Cavill quizás demasiado musculoso) y Mycroft (Sam Claflin) regresan para cuidar de ella y de la casa, no la reconocen. Como adultos, están horrorizados de que su hermanita sea tan ruda -no usa sombrero ni guantes no le preocupan el decoro y los buenos modales- y deciden que deben enviarla a terminar la escuela.
Naturalmente, a Enola no le entusiasma la idea de buscarse un marido o encajar en la sociedad, y en vez se escapa para tratar de encontrar a su madre. En su viaje se involucra con otro fugitivo, el vizconde Tewskbury, marqués de Basilwether (Louis Partridge), quien se convierte en su primer cliente para resolver un misterio.
Brown es una estrella natural y parece divertirse mucho con Enola, además de hacer algo un poco más desenfadado que retratar a Eleven. Fuera de una herida hacia el final de la película, Enola Holmes es apta para todas las edades.
Quizá su mayor percance es que se siente como que pudo, o debería, ser una serie. Es bastante larga y se siente naturalmente episódica mientras Enola va de allá para acá entre la búsqueda de su madre y su ayuda a Tewskbury. El segundo tropiezo es que el guion fue escrito sólo por Jack Thorne, pero la historia se pudo beneficiar de una guionista. Finalmente, sus hitos feministas pueden llegar a estar al borde del cliché.
Sin embargo, Brown ayudó a producir la película, lo cual es de por sí un mensaje claro. Ahora está por verse si se convertirá en una franquicia. Enola Holmes iba a estrenarse en cines y Netflix corrió a adquirirla a principios de la pandemia. Haya o no otras entregas, es el tipo de película que a las preadolescentes les gusta ver una y otra vez. Al menos yo sé que lo habría hecho (escribe Lindsey Bahr, de AP)
Enola Holmes, un estreno de Netflix, tiene una clasificación PG-13 (que advierte a los padres que podría ser inapropiada para menores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por algunas escenas de violencia. Duración: 123 minutos. Dos estrellas y media de cuatro.