Una dosis de oscuridad, la cadencia de quienes se juntan en las esquinas a montar el 'sonidero', de origen rocker y espíritu de barrio: Sonido Gallo Negro narra con calidez los secretos y costumbres de su musa, la Ciudad de México.
"Hemos estado en más de 28 ciudades del mundo; siempre llegas a México y es lo que prefieres", asegura Israel Martínez, bajista de la agrupación, "se me hace la mejor ciudad del mundo por mucho, que pueda ser tan diversa. Es en realidad la musa de Gallo Negro".
La idea surgió por ahí de 2010, a partir de proyectos previos como los Twin Tones, Telecrimen, Los Calambres, bandas formadas en el under del Foro Alicia que poco tenían de relación con la sabrosura de la cumbia.
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Se nos ocurrió probar con esa otra parte que desconocíamos como músicos: hacer este tropical psicodélico como muy apegado a Perú y a la música que se hacía en los años 70, finales de los 60."
"Lo más parecido que se nos hacía a la instrumentación que teníamos era la chicha peruana, ellos tenían estas guitarras eléctricas, órganos como clásicos de los rockanrolles", recuerda el bajista.
Sonido Gallo Negro exploraba ritmos alejados de lo contemplativo, del western, del garaje; querían sonar al barrio en el que crecieron algunos de sus integrantes: San Juan de Aragón.
"Era un poco una bofetada en la cara que ahora tocáramos cumbia. Era como, 'creí que eran rockers'", comenta Israel Martínez.
Aquella experimentación no podía quedarse únicamente en la música: máscaras, trajes y toda una propuesta kitsch; todo acompañado por los visuales del ilustrador argentino Dr. Alderete, quien intuye de forma natural las ideas de sus compañeros para plasmarlo en toda la estética como en las portadas de los discos.
"Dr. Alderete es un integrante más de lo que es Gallo Negro. Fue todo un reto que nos creyeran toda esta parte de la banda completa sólo con esa parte visual", menciona el bajista.
Sonido Gallo Negro se presentó en el festival Vive Latino durante el 2013 y 2016. Contrario al rechazo que hubieran podido sufrir por lo peculiar de su música, proyectaron una energía brutal que poseyó a los asistentes en una danza inusual.
"Ha habido slam y estamos tocando unas cumbias", comenta Israel, "que estemos tocando una cumbia de Gallo Negro y de repente veas este círculo que parece que es Pantera, me encanta".
Aquella arma de doble filo, la música tropical, ha llevado a Sonido Gallo Negro a tocar con sonido La Changa o Grupo Kual; también viajar al otro lado del mundo con personajes tan eclécticos como el cineasta Emir Kusturica, durante 2012 en Serbia.
"Era un invierno en la montaña, menos 18 grados, con metro y medio de nieve, en unas cabañitas que antes habían sido usadas para una película de Kusturica", recuerda el bajista, "estar ahí con Kusturica como sabes en la fiesta, en el festival con familia, era todo muy freaky en algún momento".
Una de las filosofías de esta banda es trabajar sin miedo y ser sumamente disciplinados al momento de preparar sus shows; ningún escenario debe ser menospreciado.
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Nuestros primeros sueños de tocar no fueron los del Vive Latino; siempre soñábamos cosas mucho más pequeñas, que para tu imaginario son mucho más alcanzables. Ahora sí es un poco surreal estar en un tercero de Vive Latino”
Este año Sonido Gallo Negro reaparece en el evento con la cumbia de El Borras, el perrito de la película Roma, dirigida por Alfonso Cuarón. La canción se estrenó durante el Roma Fest en el Monumento a la Revolución con motivo de la edición 91 de los premios Oscar.
"Nos emociona mucho para quién la hicimos. Hablando desde Cuarón, Lynn Fainstein, Roma la película", menciona, "particularmente al Borras hacerle una cumbia se nos hacía chido como que también estar en esa rola tan distinta dentro de un disco como tal, nostálgico, y de repente nosotros romper, quiero pensar que para bien, ese modo".
Este sábado 16 de marzo, en el marco del 20 aniversario del festival Vive Latino, Sonido Gallo Negro demostrará una vez más el talento que nace de los barrios populares de la Ciudad de México.