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Tienes una cita con estas cintas del Tour de Cine Francés

La semana pasada dio inicio la edición 22 del Tour de Cine Francés y estas son las cintas que no te puedes perder.

El pasado 7 de septiembre dio inicio la edidicón 22 del Tour de Cine Francés, el escaparate más grande de la cinematografía gala en México, que este año trae siete películas, la mayoría de ellas comedias. ¿Cuáles son nuestras recomendaciones? Aquí van:

Normandía al desnudo (Normande Nue)

Lamentamos (¿o no?) decirles que dentro del cine francés también hay el llamado palomero: tal es el caso de este filme dirigido por Philippe Le Guay.

La comedia no tiene mayor pretensión que hacer pasar un buen rato al espectador, por mucho que se proponga hacerlo pensar: un grupo de ganaderos de un pequeño pueblo de Normandía se encuentra desesperado debido a los bajos precios de la carne y la leche; al borde del precipicio, aparece el famoso fotógrafo norteamericano Blake Newman, quien se empecina en tomar una foto de sus habitantes desnudos, lo cual despierta las buenas y malas pasiones de los habitantes del lugar.

La película tiene varios desaciertos que no pasan imprescindibles, como un par de personajes totalmente innecesarios y el desvío de la trama para terminar en un final un tanto forzado; sin embargo, eso no le quita candor a Normandía al desnudo, cuya carta fuerte es François Cluzet, ese enorme talento que ubicamos de la enternecedora Amigos de 2011 con Omar Sy.

Si lo que buscan es no complicarse con tramas enredades sino disfrutar de algo ligero, sin complicaciones pero inteligente, la cinta de Le Guay cumple con su cometido.

Sin dejar huellas (Fleuve Noir)

Del otro lado del espejo, el filme de 2017 de Erick Zonca abreva de la mejor tradición del cine noir; Sin dejar huella tiene todo para ser una historia de misterio completa: un policía alcohólico (un enorme, enorme Vincent Cassel) que tiene que investigar la misteriosa desaparición de un adolescente que fue visto por última vez en su casa.

Mientras intenta descifrar el paradero del joven, Francois Visconti (Cassel) tiene abiertos varios frentes: el abandono de una amante; su amor por la bebida, sus conflictos con un rebelde y testarudo hijo y un incipiente deseo por la madre del muchacho.

Como si eso no fuera suficiente, desde el primer momento de la desaparición, hace su entrada en escena Yan Bellaile (un camaleónico Romain Duris), un profesor de literatura que solía darle clases al chico y que con sus sueños frustrados de escritor que se hace llamar a sí mismo "un coleccionista de historias", se muestra sospechosamente interesado e involucrado en el caso del joven Dany Arnault.

El filme se va desplegando como un duelo de inteligencias y de dilemas que terminan en un final apabullantemente redondo e inesperado; aquí, los giros de tuerca sorprenden no por lo inesperado, sino como un -por raro que se oiga- desenlace natural de los acontecimientos.

El regreso del héroe (Le retour du héros)

Francia. 1809. En el apogeo napoleónico, el Capitán Neuville (Jean Dujardin) es llamado a luchar en el frente; éste promete solemnemente escribir diariamente a su desolada prometida Pauline, tras varios meses sin recibir ni una sola misiva, ésta cae enferma, por lo que como un recurso desesperado por volverla a la vida, su hermana Elisabeth (Melanie Laurent) decide aliviar su angustia escribiéndole cartas a nombre de Neuville.

En una de ellas, para ponerle fin a la historia y a la farsa, Elisabeth, que tiene mucho de los personajes de Jane Austen, decide matar al Capitán en sus misivas; hasta ahí todo iría bien de no ser porque años después, éste aparece sorpresivamente en el pueblo francés, poniendo a la joven escritora en aprietos.

Sorprendentemente, el combo Laurent-Dujardin sorprende como un duo jocosamente antagónico; él como un maestro de la comedía física sin caer en el ridículo hace un despliegue de cínico encanto y carisma; ella, despliega un mundo de ironía y sarcasmo en frases cortas y secas. Lo que a uno le sobra, el otro lo complementa. Cuando uno es exceso, el otro le frena. La mancuerna resulta en una comedia de absurdos en las que no faltan besos, cachetadas, cañones y hasta un grupo de cosacos. ¿Quién hubiera dicho que Melanie tiene una enorme veta desconocida de comediante?

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