Salud

¿Fuiste un caso ‘leve’ de COVID? La fatiga, la disnea y la falta de gusto y olfato te ‘acecharán’ por un buen rato

Los investigadores llamaron “síndrome post-COVID” a este conjunto de síntomas persistentes.

Hasta el 81 por ciento de todos los pacientes infectados con SARS-CoV-2 presentan una enfermedad leve. (Cuartoscuro)

Las personas que presentan un cuadro leve por COVID-19, o que incluso no tienen síntomas al inicio, pueden tener consecuencias para la salud a largo plazo, como la perdida del olfato y el gusto, fatiga o dificultad para respirar hasta por cuatro o siete meses después de la infección, de acuerdo con un estudio.

Hasta ahora se ha hablado mucho sobre las secuelas que puede dejar el COVID grave en personas hospitalizadas, sin embargo poco se han abordado los problemas a la salud que puede dejar una infección leve.

Por ello, investigadores del Hospital Universitario de Colonia en Alemania realizaron un estudio, publicado en la revista médica The Lancet, para documentar la evolución de la salud en pacientes ambulatorios.

Para la investigación se analizaron a 958 pacientes infectados por el virus SARS-CoV-2 que en un principio fueron asintomáticos a la enfermedad del COVID-19 o presentaron síntomas leves como tos, pérdida del olfato (anosmia) y el gusto (ageusia), dolores corporales, cefalea y fiebre.

“La presencia continua de disnea, anosmia, ageusia o fatiga como síntomas de larga duración, incluso en pacientes no hospitalizados, se observó a los cuatro y siete meses después de la infección y se resumió como síndrome post-COVID”, detallaron.

Estos hallazgos, aseguraron los investigadores, tienen implicaciones importantes para los campos de las enfermedades infecciosas y la salud pública porque mostramos que las consecuencias para la salud a largo plazo pueden ocurrir incluso después de un COVID-19 muy leve en el entorno ambulatorio.

“Dado que hasta el 81 por ciento de todos los pacientes infectados con SARS-CoV-2 presentan una enfermedad leve, se puede esperar que el síndrome post COVID afecte a un mayor número de personas de lo que se suponía inicialmente, lo que plantea importantes desafíos médicos, sociales y económicos”, apuntaron.

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