En los mercados de Wuhan, China, ciudad donde comenzó la pandemia del COVID-19, no se comercializan murciélagos ni pangolines, animales hasta ahora vinculados con el origen del virus SARS-CoV-2.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad China West Normal, publicado en la revista científica Scientific Reports, que documentó la venta de animales silvestres de la ciudad de Wuhan entre mayo de 2017 y noviembre de 2019, halló que ninguna de ambas especies son traficadas en dicho lugar.
Por lo tanto, es hora de evitar el chiste, cargado de xenofobia, que asegura que la pandemia fue causado por el consumo de sopa de murciélago.
“Observamos que no se comercializaron pangolines o murciélagos, lo que respalda la opinión reformada de que los pangolines no eran probablemente el huésped de contagio en la fuente de la actual pandemia de coronavirus”, señalaron.
El COVID-19 se observó por primera vez cuando se notaron casos de neumonía inexplicable en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, a fines de 2019. La Organización Mundial de la Salud (OMS) envió un equipo de investigación al lugar, del 14 de enero al 10 de febrero de 2021, para tratar de determinar qué vida silvestre se vendía en los mercados locales de esa región.
Sus hallazgos no fueron concluyentes, ya que los mercados se cerraron completamente en ese momento durante 4 meses; sin embargo, recomendaron incluir a los pangolines en la búsqueda de posibles huéspedes del COVID.
Con el objetivo inicial de identificar la fiebre severa con trombocitopenia (SFTS) transmitido por garrapatas, de manera fortuita y antes del brote de COVID-19, los investigadores realizaron encuestas mensuales de rutina en 17 tiendas de Wuhan. Se preguntó a los vendedores qué especies vendían, en qué cantidad y el origen de estos productos.
Si bien, en particular, ninguna especie de pangolín o murciélago se encontraba entre estos animales a la venta, casi todos los animales se vendieron vivos, enjaulados, apilados y en malas condiciones.
En las especies inspeccionadas, las cuales son capaces de albergar una amplia gama de enfermedades zoonóticas infecciosas, se encontró heridas por disparos o trampas.
“Las especies que se comercializaron son capaces de albergar una amplia gama de enfermedades zoonóticas infecciosas o parásitos transmisores de enfermedades, además de COVID-19. Estos van desde virus potencialmente letales, por ejemplo, rabia, SFTS, H5N1, hasta infecciones bacterianas comunes que, sin embargo, representan un riesgo para la salud humana”, explicaron los investigadores.
“De hecho, a nivel mundial, se cree que la vida silvestre es la fuente de al menos el 70 por ciento de todas las enfermedades emergentes”.
Los científicos chinos señalaron que si bien no se encontraron ventas de murciélagos o pangolines, dentro de los mercado de Wuhan existen diversas ilegalidades en la venta de animales que pueden repercutir en el origen de nuevos virus como el de la pandemia del COVID.