Las personas que se infectaron hace casi dos décadas con el virus que causa el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) generan una poderosa respuesta de anticuerpos después de ser vacunadas contra el COVID-19, de acuerdo con la revista científica Nature.
La publicación indica que el sistema inmunológico puede combatir múltiples variantes del SARS-CoV-2, así como los coronavirus relacionados que se encuentran en murciélagos y pangolines.
Nature refiere un estudio publicado en The New England Journal of Medicine, cuyos resultados ofrecen la esperanza de que se puedan desarrollar vacunas para proteger contra todas las nuevas variantes del SARS-CoV-2, así como otros coronavirus que tienen el potencial causar pandemias futuras.
El SARS-CoV-2 pertenece al grupo de sarbecovirus de coronavirus, que incluye el virus que causó el SARS (llamado SARS-CoV), así como los coronavirus de murciélago y pangolín estrechamente relacionados.
Los sarbecovirus utilizan lo que se conoce como proteínas S (Spike) para unirse a los receptores ACE2 en las membranas de las células huésped y entrar en ellas. Pueden pasar de los animales a los humanos, como lo hicieron antes tanto en la pandemia actual como en el brote de SARS entre 2002 y 2004, que se extendió a 29 países.
“El hecho de que esto haya sucedido dos veces en las últimas dos décadas es un fuerte fundamento de que se trata de un grupo de virus al que realmente debemos prestar atención”, dice David Martínez, inmunólogo viral de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.
Anticuerpos neutralizantes
El año pasado, Linfa Wang, viróloga de la Escuela de Medicina Duke–NUS en Singapur que dirigió el más reciente estudio, buscó personas que habían sobrevivido al SARS para ver si ofrecían alguna pista sobre cómo desarrollar vacunas y medicamentos para COVID-19.
Detectó anticuerpos ‘neutralizantes’ en su sangre que bloquearon la entrada del virus del SARS original en las células, pero no afectaron al SARS-CoV-2, lo que le sorprendió porque los virus están estrechamente relacionados.
Pero cuando Singapur lanzó la vacuna Pfizer–BioNTech contra el COVID-19 este año, Wang decidió preguntar cómo la infección del SARS afectó las respuestas a la vacuna.
Lo que descubrió fue sorprendente. Ocho participantes de un estudio sobre vacunados, que se habían recuperado del SARS hace casi dos décadas, produjeron niveles muy altos de anticuerpos neutralizantes contra ambos virus, incluso después de una sola dosis de la vacuna.
También produjeron un amplio espectro de anticuerpos neutralizantes contra tres variantes del SARS-CoV-2 que son motivo de preocupación en la pandemia actual: Alfa, Beta y Delta, y cinco sarbecovirus de murciélago y pangolín.
No se observó una respuesta de anticuerpos tan potente y de amplio alcance en muestras de sangre tomadas de individuos completamente vacunados, incluso aquellos que también habían tenido COVID-19.
Los investigadores sugieren que una protección tan amplia podría surgir debido a que la vacuna activa la “memoria” del sistema inmunológico de las regiones del virus del SARS que también están presentes en el SARS-CoV-2, y posiblemente en muchos otros sarbecovirus.
Los coronavirus que se encuentran en los murciélagos tienen el potencial de causar futuras pandemias, por lo que el hecho de que se genere un amplio espectro de anticuerpos neutralizantes que protegen contra algunos de ellos “es alentador”, dice Daniel Lingwood, inmunólogo del Instituto Ragon de MGH, MIT y Harvard en Boston, Massachusetts.
Sin embargo, los investigadores dicen que no está claro cuánto dura esta protección.
Una vacuna que sea ampliamente eficaz contra los sarbecovirus podría administrarse a la población general en áreas de alto riesgo cercanas a los animales que los albergan, limitando la posible propagación de estos virus en las personas, agrega Christopher Barnes, biólogo estructural de la Universidad de Stanford en California.
Barton Haynes, inmunólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, dice que el estudio plantea la cuestión de si se podría generar una respuesta similar si las personas vacunadas contra el COVID-19 recibieran una inyección de refuerzo dirigida contra el virus del SARS original. Eso podría protegerlos contra nuevas variantes del SARS-CoV-2 y otros sarbecovirus.
La viróloga Wang dice que los estudios preliminares en ratones sugieren que es posible.
No obstante, el más reciente estudio no identifica exactamente qué secciones de los virus inducen la respuesta inmunitaria amplia, algo que sería necesario para desarrollar vacunas.
Para inmunólogo viral Martínez, esa es la “pregunta más importante”. Si se trata de una región del virus que está presente no solo en los sarbecovirus, sino en todo el grupo de coronavirus, existe la posibilidad de crear una vacuna contra todos ellos.
Grupos de investigación han identificado anticuerpos específicos que evitan que el SARS-CoV-2 y otros sarbecovirus se propaguen en las células. Otros ya están trabajando en vacunas contra el pan-coronavirus y han sintetizado componentes que inducen una fuerte protección en monos y ratones.
Haynes y sus colegas, por ejemplo, han desarrollado una nanopartícula de proteína incrustada con 24 piezas de una sección de la proteína S del SARS-CoV-2 llamada dominio de unión al receptor, un objetivo clave de los anticuerpos.
Descubrieron que en los monos, la nanopartícula inducía niveles mucho más altos de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 que la vacuna Pfizer. También indujo anticuerpos de reacción cruzada contra el virus del SARS original y los sarbecovirus de murciélago y pangolín.
Martínez y sus colegas han inducido estos anticuerpos ampliamente reactivos en ratones, utilizando una vacuna elaborada a partir de una combinación de proteínas S de diferentes coronavirus. Pero Martínez dice que el más reciente estudio sugiere que esta posibilidad compleja podría no ser necesaria, una respuesta protectora similar podría ser inducida simplemente por la proteína S del virus del SARS original.
Wang dice que ya está trabajando en posibles vacunas que se dirigen a múltiples sarbecovirus, y ahora espera encontrar sobrevivientes adicionales del brote de SARS de 2002-04 para realizar un estudio mucho más amplio, incluida la prueba de sus respuestas a otras vacunas COVID-19.