El nuevo coronavirus SARS-CoV-2 logró expandirse en todo el mundo, a tal grado que podría estar propiciando la desaparición de otros virus respiratorios como el de la influenza.
Investigadores de la Universidad de Melbourne, en Australia, descubrieron que durante la pandemia del COVID se ha presentado una reducción global notable en los casos de influenza de los tipos A y B.
En particular, el linaje de este virus conocido como B/Yamagata no se ha aislado desde abril de 2020 hasta agosto de 2021, lo cual cobra relevancia ya que este tipo representa alrededor de una cuarta parte de la carga anual de influenza.
Se cree que los cambios de comportamiento adoptados en la pandemia del COVID, como el distanciamiento social, uso de mascarillas, medidas de higiene, las restricciones de viaje y movimiento son los principales factores que impulsaron la reducción de la incidencia de la influenza, que también se observó en otras infecciones respiratorias comunes como el virus sincitial respiratorio.
Mediante un estudio publicado en la revista Nature Microbiology, los investigadores explicaron que algunos de los linajes del virus de la influenza entran periódicamente en un estado de “latencia” durante largos intervalos de tiempo, por lo que podría ser muy pronto para definir una extinción permanente.
Sin embargo, de resultar cierta, el mundo tendría diversas oportunidades para mejorar la disponibilidad y eficacia de las vacunas contra la influenza.
La composición de la vacuna contra la influenza se reconsidera dos veces al año para tener en cuenta la deriva antigénica continua en la proteína hemaglutinina, es decir, para que siga conservando su eficacia ante los diversos linajes del virus. La co-circulación de dos linajes antigénicamente distintos (denominados B/Victoria y B/Yamagata) ha impulsado el desarrollo y la aplicación de una vacuna tetravalente.
De resultar extinto el linaje B/Yamagata, las vacunas podrían volver a dos cepas y con ello aumentar las dosis disponibles para la distribución mundial.
“Si bien el tiempo dirá si el linaje B/Yamagata se ha ido para siempre, la eliminación de uno de los cuatro objetivos de la vacuna actual tendría implicaciones favorables para la reformulación anual de la vacuna contra la influenza, con oportunidades para repensar racionalmente las estrategias óptimas para reducir aún más la carga mundial de este patógeno”, señalaron los investigadores.