Tras casi dos años de pandemia del coronavirus, el origen del COVID-19 que atormenta al mundo sigue rodeado de misterio.
La mayoría de los científicos creen que surgió en la naturaleza y pasó de murciélagos a humanos, bien directamente a través de otro animal. Otros teorizan con que salió de un laboratorio chino.
Ahora, con el número global de fallecidos por COVID-19 por encima de los 5.2 millones de personas en el segundo aniversario de los primeros casos detectados en humanos, un creciente coro de científicos está tratando de mantener el foco en la que considera la teoría más plausible, la “zoonótica”, de animales a humanos, con la esperanza de que lo que se aprenda sirva a la humanidad para defender de nuevos virus y variantes.
“La hipótesis de una filtración de un laboratorio recibe mucha atención, ya sabe, en lugares como Twitter (pero) no hay evidencias de que este virus haya estado en un laboratorio”, dijo Stephen Goldstein, un científico de la Universidad de Utah que, junto a otros 20, escribió un artículo el pasado agosto en la revista Cell que expone las pruebas del origen animal.
Michael Worobey, un biólogo especializado en evolución de la Universidad de Arizona que contribuyó al artículo, había firmado una carta con otros científicos la pasada primavera en la que se afirmaba que ambas teorías eran viables. Desde entonces, dijo, su propia investigación y las de otros compañeros le hicieron confiar más en la hipótesis animal, que “está mucho más respaldada por los datos”.
El mes pasado, Worobey publicó una cronología del COVID-19 que relacionó el primer caso humano conocido con el mercado mayorista de marisco de Huanan, en Wuhan, China, donde se venden animales vivos.
“La idea de la filtración de laboratorio es, casi con toda seguridad, una gran distracción que está desviando la atención de lo que realmente ocurrió”, agregó.
Pero otros no están tan seguros. Durante el verano, una revisión ordenada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mostró que cuatro agencias de inteligencia del país creían con poca confianza que el virus se transmitió primeros de animales a humanos, y otra creía con una confianza moderada que el primer contagio estuvo vinculado a un laboratorio.
Algunos partidarios de la hipótesis de la filtración han teorizado con los investigadores que estuvieron expuestos de forma accidental al virus debido a unas medidas de seguridad inadecuadas mientras trabajaban con muestras tomadas en la naturaleza, o quizás después de haberlo creado en un laboratorio. Funcionarios de inteligencia estadounidenses han rechazado las sospechas de que China desarrolló el virus como arma biológica.
La búsqueda continuada de respuestas ha avivado las tensiones entre Washington y Beijing, que ha acusado a Estados Unidos de convertirla en el chivo expiatorio de la crisis sanitaria global. Algunos expertos temen que el origen de la pandemia nunca llegue a conocerse.