Personas con identidad diversa que toman testosterona u otras hormonas que suprimen el periodo han experimentado hemorragias intermenstruales u otros síntomas asociados tras vacunarse contra el COVID-19.
Una investigación de la Universidad de Washington en Saint Louis detalló se centró en personas trans, no binario o género fluido para estudiar la hemorragia intermenstrual asociada a la vacuna en aquellas que toman testosterona u otras hormonas.
El estudio, que se presentará en la reunión anual de Experimental Biology y se basa en una serie de encuestas, llama la atención sobre los posibles efectos secundarios físicos y mentales de la vacunación en personas con identidad diversa.
El equipo de investigadores, liderado por Katharine Lee, analizó un subconjunto de respuestas a una encuesta en línea sobre las experiencias menstruales después de la vacunación para obtener información específica sobre las personas que no suelen menstruar.
De los más de 160 mil encuestados, los investigadores identificaron a 552 personas que dijeron que utilizaban testosterona u otras hormonas de afirmación del género y que no solían menstruar.
La mayoría de las personas encuestadas (84 por ciento) seleccionó más de una categoría de género: 460 que se identificaron como transgénero; 373 como hombre o identificado con hombre; 241 no binarias y 124 indicaron que eran “genderqueer” o genero no conforme.
Un tercio de las personas encuestadas informó de una hemorragia intermenstrual después de recibir la vacuna, el 9 por ciento reportó dolor en el pecho o en las mamas y el 46 por ciento dijo tener otros síntomas que normalmente asociarían con el periodo, como calambres e hinchazón.
Algunas de las personas encuestadas utilizaron las casillas de texto para señalar “importantes efectos negativos sobre la salud mental” en respuesta a los síntomas del periodo, como ansiedad, depresión, disforia de género, ataques de pánico y pensamientos suicidas.
Los estudios sobre los síntomas menstruales relacionados con la vacuna contra el SARS-CoV-2 se han centrado, en gran medida, en mujeres cisgénero (cis), aquellas cuya identidad de género coincide con el género femenino que se les asignó al nacer.
Es importante examinar las repercusiones de la vacunación en la menstruación y el sangrado intermenstrual en personas que no son mujeres cis, “ya que con demasiada frecuencia se las deja fuera del debate”, afirmó Lee.
Los ensayos clínicos de las vacunas COVID-19 no han examinado generalmente los efectos potenciales sobre las experiencias menstruales, por lo que no se mencionan en la información de seguridad que se proporciona a los vacunados.
Lee esperó que “discutir estos hallazgos abiertamente permita a la gente saber que esto podría ser un efecto secundario para que puedan prepararse adecuadamente”.
La experta lo consideró “especialmente importante”, puesto que algunas personas describieron resultados de salud mental como la ansiedad, la depresión y pensamientos suicidas como respuestas a una hemorragia inesperada después de la vacunación.
Una mejor comprensión de los posibles efectos secundarios de la menstruación -dijo- puede ayudar a abordar las necesidades de las poblaciones con escasa atención médica, incluidas las personas con identidad diversa, así como a reducir las dudas sobre la vacuna.