Las mujeres son significativamente más propensas a padecer el llamado COVID largo o persistente que los hombres, reveló un reciente análisis de estudios publicado en la revista “Current Medical Research and Opinion”.
Se considera síndrome de COVID prolongado cuando una persona presenta algunas secuelas como fatiga extrema, disnea, mal humor, fibrosis pulmonar, miocarditis posviral o inflamatoria, trastornos del sueño, deterioro de la memoria, enfermedad renal crónica por más de cuatro semanas desde el inicio de los síntomas causados por el virus del SARS-CoV-2.
“Las diferencias en la función del sistema inmunitario entre mujeres y hombres podrían ser un factor importante de las diferencias sexuales en el síndrome prolongado de COVID-19. Las hembras desarrollan respuestas inmunitarias innatas y adaptativas más rápidas y robustas, que pueden protegerlas de la infección inicial y la gravedad. Sin embargo, esta misma diferencia puede hacer que las mujeres sean más vulnerables a enfermedades autoinmunes prolongadas”, indicó el análisis.
El grupo de investigadores del equipo de la Oficina del Médico Jefe de Salud de la Mujer de Johnson & Johnson, realizaron el análisis de los datos de aproximadamente 1.3 millones de pacientes, donde encontraron que las mujeres que tienen COVID largo presentan molestias de oído, nariz y garganta, así como fatiga, trastornos del estado de ánimo, neurológicos, de la piel, gastrointestinales y reumatológicos.
Por otra parte, los hombres son más propensos a padecer algunos trastornos endocrinos como la diabetes, así como los problemas renales.
“En los pacientes que experimentaron el síndrome de COVID prolongado, las complicaciones ENT, GI, psiquiátricas/anímicas, dermatológicas, neurológicas y de otro tipo (principalmente complicaciones reumatológicas y fatiga) fueron significativamente más probables en pacientes femeninas, mientras que las complicaciones endocrinas y renales fueron significativamente más probables en pacientes masculinos”, indicaron los investigadores.
Con respecto a la vacunación, los investigadores señalaron que las personas que recibieron la inoculación tienen menores probabilidades de presentar COVID prolongado; sin embargo, este no pudo ser evaluado en la prevalencia del COVID largo por sexo.
“La evidencia de algunos estudios, pero no todos, sugiere que las personas que reciben la vacuna COVID-19 y posteriormente se infectan con el SARS-CoV-2 tienen menos probabilidades de experimentar síntomas del síndrome de COVID prolongado que las personas no vacunadas”, escribieron.