Salud

Intubación por COVID no es sinónimo de morir: Mitos detrás del tratamiento

Aunque ser intubado conlleva algunos riesgos, esta puede ser la única esperanza para salvar la vida de las personas con coronavirus.

La intubación por COVID es necesaria cuando un paciente presenta baja oxigenación, pese a tener dispositivos de alto flujo. (Shutterstock)

Desde el inicio de la pandemia por COVID-19, las personas que contrajeron la enfermedad atravesaron por diferentes temores, como la manera en la que el virus podría afectar al organismo, especialmente a aquellos pacientes con comorbilidad. Sin embargo, la intubación se convirtió en una oportunidad de vida.

Pese a que en la quinta ola de coronavirus, que se vive actualmente, los riesgos de mortalidad se han reducido significativamente — las cifras reportadas de muertes por día son menores a 200 —, algunos de los pacientes todavía requieren ser intubados para salvar sus vidas.

Los mitos y los miedos por los que atraviesa una persona que requiere ser intubada son grandes, ya que se cree que el paciente, que es tratado mediante este proceso, corre aún más riesgos de morir.

La neumóloga Erika Salinas Lezama, quien formó parte del equipo de liderazgo clínico en el centro de atención para COVID de Citibanamex, explica para El Financiero cómo es el proceso de intubación y desmitifica los “riesgos” que hay detrás de este tratamiento.

La intubación no es la primera alternativa

Al ingresar a cualquier hospital, los médicos deben evaluar la oxigenación del paciente para comenzar a dar el tratamiento más adecuado. La especialista señala que, entre más temprano se empiece a tratar a la persona infectada, es más fácil que el pronóstico sea positivo y no se requiera la intubación.

“La principal maniobra para mejorar la oxigenación es poner oxígeno. Con los dispositivos que hay dentro de los hospitales se puede poner de 1 a 15 litros; en casa se pueden poner máximo 5 litros, a veces hasta 10″, comentó.


En caso de que el tratamiento no tenga respuesta, los médicos tendrán que utilizar un dispositivo de alto flujo (cánulas en la nariz o mascarillas), que puede dar de 40 a 60 litros de oxígeno, que es la máxima cantidad que pueden utilizar.

“El oxígeno a alto flujo nos permite dar oxígeno a concentraciones mucho más altas de las que da el oxígeno convencional, se vio que con esas concentraciones podíamos recuperar a bastantes pacientes a pesar de que requerían intubación”, puntualizó.

No obstante, si un paciente no responde a pesar de utilizar los dispositivos de alto flujo y su saturación de oxígeno sigue baja, “lo que sigue es la ventilación mecánica invasiva que implica la intubación”.

¿Cómo es la intubación de los pacientes con COVID?

Al realizar la intubación, de preferencia debe ser controlada, se seda al paciente y se aplica analgesia en un lapso de tres a cinco minutos. Posteriormente, se pone un tubo en la boca, pasa por la tráquea y finalmente llega a la división de los pulmones. Por la parte de afuera, el tubo se conecta a un ventilador, explica la neumóloga.

“Lo que hace este aparato es empujar mucho volumen, meter oxígeno y generar compresión para inflar los pulmones y desinflarlos”.

¿Ser intubado es sinónimo de morir?

La experta asegura que la intubación sí es un riesgo para el paciente, debido a que se ingresa un tubo al organismo y, además, es una terapia intensiva en donde se colocan catéteres y medicamentos, “entonces hay riesgo de infección, disminución en la fuerza de los músculos, podrían fallar los riñones”.

Sin embargo, señala que cuando un paciente se tiene que intubar es porque sus pulmones ya llegaron a su máxima capacidad: “Están sufriendo mucho. No es que dejen de funcionar, pero no están funcionando como deberían, están tan inflamados que no cumplen con su función”

“Hay miedo alrededor de la intubación, creer que sinónimo de intubación es me muero, pero el riesgo existe tanto si te intubas como si no lo haces, porque si un paciente no se somete al tratamiento, el riesgo implica que los órganos dejan de recibir oxigeno poco a poco”, comentó.

“El problema es que cuando no se intuba el paciente, estamos condenados a decir que el pulmón ya no va a funcionar”.

¿Cuánto tiempo puede permanecer una persona intubada?

Aunque la intubación no asegura que el paciente se vaya a recuperar, una persona en esta situación puede permanecer hasta más de un mes, indica Erika Lezama.

“Hay pacientes que estuvieron hasta tres meses y hoy están en casa sin oxígeno y sin nada, pero esto implica muchas cosas, porque el paciente esta sedado, con muchos medicamentos, hay que vigilar el hígado, los riñones, el corazón”, explica.

No obstante, hay personas que presentan mejora desde el segundo o tercer día tras haber sido intubados, por lo que este tratamiento se retira.

¿Por qué mueren los pacientes que fueron intubados?

La especialista señala que la intubación no es la principal causa de la muerte de personas con COVID. Influyen factores como la atención temprana y las comorbilidades con las que llegan los pacientes.

“En la pandemia, al principio, la cifra de mortalidad en pacientes intubados era muy alta, pero no significa que se murieran porque los intubaran, sino que a veces llegaban pacientes oxigenando a 50 o 60 por ciento, y ya cuando investigabas, llevaban más de cinco días así, entonces, cuando ya llevan muchos días en esta situación, el daño en el pulmón y en otros órganos por oxigenación bajita se vuelven pacientes más complicados”.

Además, indicó que las estadísticas confirman que son los hombres los que están en mayor riesgo de ser hospitalizados, sobre todo si padecen de obesidad, diabetes o hipertensión.

Tratamiento post intubación

Finalmente, Salazar Lezama asegura que hay pacientes que después de ser intubados pueden regresar a tener una vida normal. Ello, después de tomar terapias de rehabilitación física y pulmonar, ya que las personas que atraviesan por este tratamiento pierden mucha masa muscular y fuerza. “La rehabilitación es necesaria para recuperar fuerza de músculos respiratorios y del diafragma”, explicó.







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