En las noticias de la mañana, verá sque el pronóstico del tiempo es de mucho calor, y hay una “vigilancia del calor excesivo” para más adelante en la semana. Esperabas que el clima se enfriara, pero otra ola de calor amenaza la salud humana y aumenta la posibilidad de incendios forestales. Además de estos días y noches cálidos, los datos de calidad del aire han mostrado niveles de contaminación poco saludables.
¿Suena familiar? Este escenario es cada vez más la nueva normalidad en muchas partes del mundo.
Las altas temperaturas y la contaminación del aire son problemáticas para la salud humana, en particular para las poblaciones vulnerables, como las personas adultas mayores. Pero, ¿qué sucede cuando golpean al mismo tiempo?
Examinamos más de 1.5 millones de muertes entre 2014 y 2020 registradas en California, un estado propenso a las olas de calor del verano y la contaminación del aire por los incendios forestales, para averiguarlo.
Las muertes suben con ‘combo’ de calor y contaminación
El número de muertes aumentó tanto en los días calurosos como en los días con altos niveles de contaminación del aire por partículas finas, conocidas como PM2.5 . Pero en los días en que un área se vio afectada por un doble golpe de altas temperaturas y alta contaminación del aire, los efectos fueron mucho mayores que para cada condición por sí sola.
El riesgo de muerte en esos días extremadamente calurosos y contaminados fue unas tres veces mayor que el efecto de las altas temperaturas o la contaminación del aire por sí solos.
Cuanto más extremas sean las temperaturas y la contaminación, mayor será el riesgo. Durante el 10 por ciento superior de los días más calurosos y contaminados, el riesgo de muerte aumentó en 4 por ciento en comparación con los días sin extremos. Durante el 1 por ciento superior, aumentó un 21 por ciento y entre los adultos mayores de 75 años, el riesgo de muerte aumentó en más de un tercio en esos días.
¿Por qué los riesgos son mayores cuando ambos golpean a la vez?
Hay varias formas en que la exposición combinada al calor extremo y la contaminación del aire por partículas pueden dañar la salud humana.
El estrés oxidativo es la vía biológica más común relacionada con la contaminación del aire por partículas y la exposición al calor. El estrés oxidativo es un desequilibrio entre la producción de moléculas altamente reactivas conocidas como especies reactivas de oxígeno o ROS, y la capacidad del cuerpo para eliminarlas. Se ha relacionado con enfermedades pulmonares, entre otras enfermedades.
Los antioxidantes ayudan a limpiar estas moléculas, pero la contaminación del aire por partículas y el calor alteran este equilibrio a través de la producción excesiva de ROS metabólicos y la disminución de la actividad antioxidante.
Nuestra investigación también mostró que los efectos de la contaminación del aire por partículas y los extremos de calor eran mayores cuando la alta temperatura nocturna y la contaminación ocurrían juntas. Las altas temperaturas nocturnas pueden interferir con el sueño normal y contribuir potencialmente a problemas de salud crónicos, como enfermedades cardíacas y obesidad , y alterar la forma en que el cuerpo regula la temperatura.
Los adultos mayores pueden ser más susceptibles a los efectos del calor extremo y la exposición a la contaminación del aire, en parte porque este estrés se suma a las condiciones de salud crónicas relacionadas con la edad, como enfermedades cardíacas, presión arterial alta, diabetes o enfermedad pulmonar crónica. La alteración de la regulación de la temperatura corporal en respuesta al calor también puede ocurrir con el envejecimiento. Y los adultos mayores pueden ser menos móviles y, por lo tanto, menos capaces de llegar a los centros de enfriamiento o atención médica y menos capaces de pagar el aire acondicionado.
Un futuro de altas temperaturas y contaminación del aire
Esto no es sólo un problema de California. El cambio climático aumentará la exposición a altas temperaturas y contaminación del aire en muchas partes del país.
Las temperaturas promedio anuales en Estados Unidos ya son más de 1.8 grados Fahrenheit (1 grado Celsius) más cálidas que a principios del siglo XX. Para fines de este siglo, las temperaturas globales están en camino de ser casi 5 F (2.7 C) más cálidas. Las peligrosas olas de calor extremo, actualmente raras, se volverán más comunes.
El cambio climático también está afectando los niveles de contaminación por partículas finas al aire libre, por ejemplo, a través de cambios climáticos como eventos de estancamiento del aire, tormentas de viento y polvo, y condiciones más secas y cálidas que contribuyen a incendios forestales cada vez más frecuentes e intensos.
Qué hacer para mantenerse a salvo
Se necesita más investigación para comprender mejor estos efectos, como el impacto total de la exposición al humo de los incendios forestales. Sin embargo, se sabe lo suficiente como para que las personas tomen medidas para reducir el riesgo de daño durante los períodos de calor extremo o contaminación del aire.
Eso significa mantenerse bien hidratado y fresco. Los centros comerciales y otros espacios públicos con aire acondicionado pueden proporcionar un refugio contra el calor. El aire acondicionado doméstico, especialmente durante la noche, puede reducir la mortalidad. Un filtro de aire portátil en el dormitorio puede reducir notablemente los niveles de contaminación por partículas.
Las personas con síntomas de estrés por calor, como dolor de cabeza, náuseas, mareos o confusión, especialmente los ancianos, deben buscar atención médica.
Muchos departamentos de salud estatales y del condado ya brindan alertas sobre el calor extremo y la contaminación del aire extrema. El desarrollo de una categoría especial de alerta durante los extremos concurrentes puede ser beneficioso para la salud pública.
Los gobiernos también deben tomar medidas ahora para evitar los peores escenarios de cambio climático en el futuro. Algunas de las mejores prácticas para las ciudades incluyen la creación de una cubierta de sombra refrescante y espacios verdes que también reducirán la contaminación por partículas.
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*Escrito por Érika García, profesora de Población y Ciencias de la Salud Pública; Mostafijur Rahman, investigador posdoctoral e investigador asociado en Salud Ambiental; y Rob Scot McConell, profesor de Población y Ciencias de la Salud Pública, todos de la Universidad del Sur de California.
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