Las nueva subvariante de ómicron BQ.1 ha encendido las alarmas en Estados Unidos y Europa. Los centros de control de enfermedades han registrado un aumento en los casos provocados por esta cepa y esperan que continúe la tendencia a la alza en los próximos meses.
Las variante ya representa el 11 por ciento de los casos registrados en Estados Unidos mientras que en Europa se ha detectado en un porcentaje considerable de las pruebas de COVID recolectadas a inicios de octubre, de acuerdo con el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés).
BQ.1 ha sido identificada en 19 por ciento de las pruebas en Francia; nueve por ciento en Bélgica; siete por ciento en Irlanda; seis por ciento en Países Bajos y cinco por ciento en Italia.
La dependencia estima que más del 50 por ciento de las infecciones de COVID-19 serán provocadas por BQ.1 o BQ.1.1. a mediados de noviembre e inicios de diciembre y aumentarán al 80 por ciento para el 2023.
De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado el 27 de octubre, BQ.1 muestra una ventaja de crecimiento significativa sobre otros sublinajes de ómicron que se encuentran circulando por países europeos y Estados Unidos, sin embargo, aún se debe investigar si implica un mayor riesgo de reinfección.
Hasta el momento no hay datos epidemiológicos que sugieran un aumento en la gravedad de la enfermedad provocada por esta cepa.
BQ.1 ya ha sido detectada en 65 países y muestra una prevalencia del seis por ciento en las muestras enviadas a GISAID.
¿Por qué llaman a BQ.1 ‘perro del infierno’?
Dado el aumento de casos COVID provocados con la subvariante BQ.1 de ómicron, usuarios de redes sociales han decidido nombrarla “perro del infierno” en alusión al can Cerbero de Hades, un monstruo de tres cabezas que tenía por tarea guardar las puertas del inframundo griego.