Quién no se ha despertado en plena madrugada a cazar a un mosquito que no deja dormir. Estos insectos que chupan la sangre, aunque son molestos, pueden ser útiles para la ciencia. ¿Cómo?
Especialistas pueden analizar la sangre que un mosquito ha comido en busca de evidencia sobre infecciones en personas o en animales de los que se han alimendado, explica una nueva publicación de Nature.
Este método de análisis podría ayudar a estudiar la exposición que personas o animales han tenido a patógenos, y podría ayudar a detectar de manera temprana enfermedades en animales, entre ellas el ébola y el SARS-CoV-2, causante del COVID, según lo expuesto por expertos en una conferencia sobre enfermedades infecciosas en Malasia.
Mosquitos que ‘comen’ sangre de humanos y animales
Esta nueva técnica es usada por Carla Vieira, especialista en ecología y enfermedades del Instituto de Investigación Médica QIMR Berghofer en Brisbane, Australia. Con el método, en la sangre pueden ser hallados anticuerpos de personas o animales mordidos por los insectos.
Para su estudio, Vieira y sus colegas atraparon aproximadamente 55 mil mosquitos en parques de Brisbane entre 2021 y 2022, en busca de indicios del virus del río Ross, una enfermedad endémica de Australia transmitida por mosquitos.
Exprimieron a los mosquitos atrapados y analizaron la sangre en busca de anticuerpos que pudieran unirse al virus del río Ross.
“En resultados preliminares (...) Vieira informó que 480 de los mosquitos atrapados estaban llenos de sangre. Más de la mitad de ellos se habían alimentado de personas, un 9 por ciento de vacas y un 6 por ciento de canguros, entre otros animales. De las 253 muestras de sangre de personas, más de la mitad tenían anticuerpos contra el virus del río Ross”, según Nature.
En un estudio separado, Niels Verhulst, que estudia patógenos transmitidos por insectos en la Universidad de Zúrich, Suiza, y sus colegas, detectaron anticuerpos contra el SARS-CoV-2 y el parásito Toxoplasma gondii en la sangre chupada por mosquitos de animales, incluidas alpacas y gatos.
Especialistas consideran que este método puede usarse para “prácticmente para cualquier patógeno que provoque una respuesta inmune en su huesped”. Y además, podría ayudar a estudiar enfermedades de las que hay poca información.
Sin embargo, este método tiene sus “peros”.
Con esta técnica todavía se carece de información sobre la ubicación de las personas o animales expuestos a las enfermedades, o el dato de cuándo se infectaron.
Tampoco está claro qué tan bien se refleja la proporción de muestras de sangre con relación a las personas infectadas, pues varios mosquitos podrían haberse alimentado de la misma persona.