Apenas unos meses después de haber sido declarada una enfermedad de emergencia de salud pública internacional, la viruela del mono se ha expandido a más de 100 países con casi 80 mil casos a nivel global.
La enfermedad descubierta por primera vez en 1970 se propagaba principalmente en países de África Central y Occidental. Hasta el 2003 se registró el primer brote, fuera de las regiones endémicas, en Estados Unidos y años después llegó a otras partes del mundo como Reino Unidos y Singapur. Sin embargo, expertos de la salud comenzaron a preocuparse cuando se reportaron más de 16 mil casos en 74 países europeos de mayo a julio de este año.
Lo que había sido una sorpresa para algunos para otros no lo fue tanto. Fue el caso de la investigadora Adesola Yinka-Ogunleye, epidemióloga del Centro para el Control de Enfermedades de Nigeria (NCDC) en Abuja, quien dirigió la investigación y la respuesta del país a un brote de viruela del mono en 2017.
Gracias a su amplia experiencia investigando la transmisión del virus, Yinka-Ogunleye advirtió que la enfermedad podría representar una gran amenaza para la salud mundial, según reveló en una entrevista para la revista Nature.
En 2017 viajó con su equipo a Bayelsa, para indagar sobre la aparición de misteriosas erupciones cutáneas en personas al sur de Nigeria. Ahí descubrieron que se trataba de viruela del mono, y que probablemente el virus era endémico de ese país. Desde entonces presionó para mejorar el seguimiento de la enfermedad en humanos y la identificación de posibles reservorios animales.
Otra investigadora enfocada en el desarrollo de la enfermedad en la República Democrática del Congo, Anne Rimoin, advirtió la susceptibilidad del mundo al virus debido a la interrupción de los programas de vacunación contra la viruela. También había discutido con frecuencia sobre su capacidad de propagarse más allá de África.
Se requieren más estudios sobre la viruela del mono
Ahora que ya ha sido declarada una emergencia de salud pública, ambas consideran que nunca ha habido una mayor necesidad de estudios sobre la magnitud de la enfermedad en África.
Los estudios de seroprevalencia, que indican la cantidad de personas que tienen anticuerpos contra el virus, son una prioridad clave para comprender el verdadero alcance del brote en todo el continente. Esto revelaría la proporción de personas que han estado expuestas.
También coinciden en que se requieren más recursos para descifrar la epidemiología y la ecología del virus en todas las regiones endémicas para poder detener su propagación y prevenir futuros brotes globales de la enfermedad.