Salud

Gastritis: ¿qué es, cuáles son sus síntomas y tratamiento?

La gastritis puede ser causada por una bacteria y otros factores como los hábitos alimenticios, así como fumar y beber alcohol en exceso.

Una lesión de la barrera mucosa que protege la pared del estómago permite que los jugos digestivos dañen e inflamen el revestimiento del estómago. (Shutterstock).

¿Con frecuencia tienes una sensación de ardor en la boca del estómago? Podrías tener gastritis, que es la inflamación del revestimiento del estómago, producida por una infección bacteriana.

Este padecimiento en el tracto digestivo es provocado por úlceras estómacales, el uso constante de analgésicos, así como beber demasiado alcohol.

Una lesión de la barrera mucosa que protege la pared del estómago permite que los jugos digestivos dañen e inflamen el revestimiento del estómago.

Existen dos tipos de gastritis:

  • Aguada: que aparece de manera repentina y se alivia con tratamientos temporales.
  • Crónica: las molestias suelen durar mucho más tiempo y los síntomas empeoran lentamente.

¿Cuáles son los síntomas de la gastritis?

  • Dolor punzante o ardor en la parte superior del abdomen que mejora o empeora cuando te alimentas.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Sensación de saciedad en la aprte superior del abdomen después de comer.
  • Te sientes aturdido o mareado.
  • Ausencia de hambre.

¿Por qué puedes padecer de gastritis?

  • Por una infección bacteriana. La vulnerabilidad a la bacteria puede ser hereditaria y producida por hábitos como fumar y la mala alimentación.
  • Usar con frecuencia analgésicos. El Ibuprofeno y el Naproxeno sódico provocan gastritis aguda o crónica.
  • Edad avanzada. Las personas de la tercera edad corren mayor riesgo de desarrollar gastritis porque el revestimiento del estómago se vuelve más fino.
  • Fumar y beber alcohol con bastante frecuencia.
  • Estrés.
  • Tratamiento oncológico.

¿Cuál es el tratamiento para la gastritis?

Los quelites tienen un importante aporte nutrimental: son ricos en micronutrientes, fibra, minerales y vitaminas; son económicos y, además, tienen potencial en el tratamiento contra la gastritis, reveló un estudio de la UNAM.

Científicos encabezados por Irma Romero Álvarez, del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina (FM), descubrieron en laboratorio que esta planta tradicional mexicana incide sobre la bacteria Helicobacter pylori y algunas de las enfermedades relacionadas con ella, principalmente la gastritis.


En México hay alrededor de 500 tipos de quelites. Se comen crudos o ligeramente cocinados en diferentes regiones del país, y tras estudiar tres especies: alache, del Estado de México; chepil, de la región de Oaxaca; y chaya, de la Península de Yucatán, se determinó su efecto sobre el crecimiento y colonización de H. pylori, su adherencia a las células del epitelio gástrico y su efecto sobre la ureasa, enzima que neutraliza a la bacteria.

En la Facultad de Química (FQ), la universitaria expuso que “todas las especies de quelites (palabra que deriva del náhuatl y significa ‘hierba tierna comestible’) inhiben a la bacteria, incluso mejor que el metronidazol (antibiótico y antiparasitario)”.

¿'Le entras’ al omeprazol cada que tienes acidez? Cuidado, aumenta riesgo de daños renales severos

El omeprazol representa un grave riesgo para la salud al consumirse excesivamente, ya que contribuye al desarrollo de cáncer de estómago y enfermedades renales, según un nuevo estudio.

La investigación publicada por la Universidad de California en San Diego argumenta que consumir medicamentos inhibidores de la bomba de protones (como el omeprazol) aumentan la probabilidad de ciertos daños a los riñones, en comparación con las personas que no los utilizan constantemente:

  • Aumenta 28.4 veces el riesgo de enfermedad renal crónica (pérdida de la función de los riñones).
  • Aumenta 4.2 veces el riesgo de lesión renal aguda (disminución rápida de la capacidad de los riñones).
  • Aumenta 35.5 veces el riesgo de enfermedad renal terminal (pérdida completa del funcionamiento de los riñones).
  • Aumenta 8 veces el riesgo de deterioro renal no especificado.



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