La hepatitis es una enfermedad que consiste en la inflamación del hígado y que puede dañar su buen funcionamiento. Existen diferentes tipos y causas de contagio; sin embargo, algunos alimentos podrían desatar una infección.
El hígado es un órgano muy importante en el cuerpo, controla los niveles de químicos saludables y no saludables del cuerpo. Cuando se come o bebe, ingiere nutrientes (como proteínas, carbohidratos y grasas).
Rompe las toxinas (sustancias nocivas), como las drogas o el alcohol, convierte las toxinas en algo seguro para el cuerpo, o se asegura de que las toxinas sean eliminadas del cuerpo.
El hígado ayuda con la coagulación sanguínea, a deshacerse de las células sanguíneas viejas o dañadas, a deshacerse de ciertas grasas, y asimilar otras, a controlar el azúcar en su sangre, a fabricar el colesterol.
¿Por qué los alimentos pueden causar hepatitis?
Comer alimentos o beber agua que han sido contaminados por materia fecal que contienen el virus de la hepatitis A o E.
Por ello, los siguientes alimentos podrían desatar una infección por hepatitis A o E, según la Biblioteca Nacional de Medicina:
- Frutas o verduras sin pelar o lavar y desinfectar.
- Mariscos crudos o carne de ciervo o cerdo poco cocidos.
- Consumo de hielo o agua contaminada.
- Entra en contacto con las heces o la sangre de una persona que en el momento tiene la enfermedad.
¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis?
Los siguientes síntomas podrían indicar un caso de hepatitis A o E, según la Organización Mundial de la Salud (OMS):
- En la fase inicial de la enfermedad, la persona podría presentar fiebre leve, disminución del apetito (anorexia), náuseas y vómitos, que dura algunos días.
- Dolor abdominal, picazón, erupción cutánea o dolor en las articulaciones;
- Ictericia (coloración amarillenta de la piel) acompañada de orina oscura y heces claras.
- un ligero aumento del tamaño del hígado (hepatomegalia), con dolor a la palpación.
¿Cómo se trata la hepatitis?
El tratamiento para la hepatitis depende del tipo que la persona infectada presente y si es aguda o crónica.
La hepatitis viral aguda suele desaparecer por sí sola y los médicos suelen recomendar descanso y tomar suficientes líquidos; sin embargo, en algunos casos se podría necesitar tratamiento en un hospital.