China sufre una escalada de contagios de COVID-19 sin precedentes. Esta situación ha encendido las alarmas en el mundo entero, ya que el temor que surja una nueva variante de preocupación durante esta oleada de SARS-CoV-2 es cada día más grande.
De acuerdo con expertos, una nueva variante de peligro podría surgir una vez que el gigante asiático consiga una inmunidad generalizada contra el virus (a través de vacunas o contagios), ya que esto podría llevar al virus SARS-CoV-2 a desarrollar formas de evadir estas protecciones inmunes.
Teniendo conocimiento de esto, ¿es posible detectar o prevenir la próxima variante que ponga en ‘jaque’ al planeta?
Nuevas variantes de preocupación
China está intensificando los esfuerzos para monitorear las variantes que circulan en su población, y ha anunciado planes para tener tres hospitales -en cada una de sus 31 provincias- secuenciando genéticamente muestras de virus recolectadas de sus pacientes.
Pero los expertos están divididos sobre si estos planes serán suficientes para detectar rápidamente una variante preocupante que podría causar nuevas olas de infección y muerte, en parte porque muchas otras naciones han reducido su monitoreo genómico.
El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades ha pedido a los países europeos que establezcan pruebas aleatorias de los viajeros procedentes de China y secuencien el virus de todas las muestras positivas, de modo que se puedan detectar variantes emergentes. Otras naciones, incluidos Estados Unidos, Japón y Australia, también han implementado medidas de vigilancia para los viajeros de China.
Seguimiento de un virus
De acuerdo con un artículo publicado en la revista Nature, los países rastrean variantes secuenciando constantemente una proporción de infecciones conocidas y compartiendo esas secuencias en repositorios públicos como GISAID.
Durante los primeros dos años de la pandemia, la mayoría de las agencias de salud pública llevaron a cabo una secuenciación dirigida, monitoreando a las personas que habían sido hospitalizadas con COVID-19 con el objetivo de detectar nuevas variantes que podrían causar enfermedades más graves. También se secuenciaron los virus recolectados de personas inmunocomprometidas, que pueden albergar infecciones durante semanas o meses, porque las infecciones prolongadas pueden dar lugar a virus muy mutados.
La mayoría de las naciones también secuenciaron una muestra representativa de virus de toda la comunidad, dice Vitali Sintchenko, microbiólogo de la Universidad de Sydney en Australia.
En un estudio del que fue coautor, los investigadores concluyeron que los países deberían apuntar a secuenciar el 0.5 por ciento de los casos de COVID-19 y compartir esos datos dentro de los 21 días posteriores a la recolección de las muestras. Eso les daría una probabilidad del 34 por ciento de detectar un nuevo linaje antes de que infecte a 100 personas.
Habrá que esperar y ver
Hasta ahora, la mayoría de las secuencias que China ha presentado a GISAID desde principios de diciembre pertenecen a subvariantes de ómicron que ya están en circulación en otros lugares.
Hay cinco nuevos linajes, descendientes de esas subvariantes, pero es poco probable que se establezcan fuera de China debido a la inmunidad preexistente.
Pero la disminución de la vigilancia de toda la población fuera de China hace que sea más probable que una variante que surja en China pueda pasar desapercibida inicialmente, dice la viróloga Verity Hill de la Escuela de Salud Pública de Yale, EU.
Otra preocupación que existe es que China no esté compartiendo lo suficiente de sus secuencias.
En una reunión del 3 de enero del Grupo Asesor Técnico sobre la Evolución del Virus de la OMS, científicos del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades presentaron datos basados en más de 2 mil genomas recopilados y secuenciados desde el 1 de diciembre de 2022. Pero solo alrededor de una cuarta parte de ese número, 564 secuencias, se han cargado en la base de datos de GISAID durante el mismo período.
Un investigador de COVID-19 en China, que ha pedido permanecer en el anonimato para evitar una atención indebida por influir en asuntos políticos, dice que, aunque la vigilancia actual en China es insuficiente, China está desarrollando su capacidad y aumentando el número de secuencias que carga en GISAID cada semana.