A más de un año de la aparición de ómicron, la variante de COVID que disparó la cuarta, quinta y sexta ola de casos en México, se tiene poca información sobre sus afectaciones cardiácas a largo plazo; sin embargo, un nuevo estudio comprobó que sí tiene consecuencias sobre el corazón.
La investigación publicada en el periódico de la Asociasión Americana del Corazón comparó los datos de personas que eran hospitalizadas a consecuencia de ómicron y de la primera cepa de COVID con los datos de ecocardiografías realizadas en los primeros meses de la pandemia y posteriores a la llegada de ómicron, esta evaluaba los ventrículos izquierdo y derecho (que son las cámaras de bombeo de sangre del órgano), así como el esfuerzo y hemodinámica del corazón.
El resultado fue que las personas que se contagiaron de ómicron tenían menos daño a los ventrículos del corazón que quienes se contagiaron de alguna variante anterior de COVID.
“En los pacientes con Omicron, la función del ventrículo derecho se altera en menor grado en comparación con la variante de tipo salvaje (la primera cepa de COVID)”. Según la investigación señala que este padecimiento se debe a un mayor índice de volumen sistólico, así como una menor presión pulmonar.
Las personas con ómicron y con la primera cepa de COVID sufrieron anomalías similares en el ventrículo izquierdo, y uno de los hallazgos era que las personas que presentaron dichas afectaciones “se registraron antes de la infección aguda”, lo que podría ser un indicador para saber qué casos tienen mayor riesgo de complicarse.
Una de las conclusiones del estudio es que las personas que sufren afectaciones por ómicron aún están expuestas a sufrir graves consecuencias cardiácas por contagio, esto debido a que las anomalías en el ventrículo izquierdo no son menos agresivas que las que provocaba la primera cepa de COVID.
Los autores de la investigación señalan que aún hay demasiadas limitaciones para comprender el impacto de ómicron en el organismo, ya que este padecimiento, a diferencia de la cepa inicial de COVID, tiene una cantidad más grande de subvariantes, que afectan en distinta forma. Además se desconoce el impacto cardiaco a largo plazo en las personas que no presentan síntomas.
La infección por COVID-19, incluido el COVID prolongado, se asocia a un mayor riesgo a corto y largo plazo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad, confirmó un estudio publicado en enero de 2023.
Investigaciones previas habían señalado la incidencia de enfermedades cardiovasculares como miocarditis, pericarditis, accidente cerebrovascular isquémico, arritmias y miocardiopatía en pacientes con COVID-19 durante momentos críticos de la enfermedad; incluso semanas después.